NUESTROS PIES SON CAPACES DE LOGRAR LA UNIDAD ENTRE LOS MUNDOS






De todos los chakras menores, los chakras de los pies son los únicos capaces de establecer un vínculo entre la tierra, los siete chakras y el universo al que pertenecemos.

Estamos permanentemente conectados a las energías telúricas y cósmicas. La falta de energías telúricas o un exceso de energías cósmicas provoca un desequilibrio en el nivel energético. El anclaje que está enraizado en la Tierra para extraer su energía sirve para equilibrar estas dos fuerzas. El anclaje nos permite estar completamente conectados a la Tierra, alimentarnos de su energía vital mientras evacuamos a través de ella cualquier energía negativa que nos obstruya. Los chakras de los pies y el chakra de la raíz desempeñan un papel preponderante y es en ellos que será necesario trabajar para adquirir un buen anclaje.

Estos chakras ubicados en las plantas de los pies tienen una gran importancia ya que aseguran nuestro contacto directo con la tierra, la conexión de nuestro cuerpo con los elementos y el equilibrio de todos los demás chakras.

Los chakras de los pies devuelven las energías indeseables y las emociones negativas a la Tierra, cuanto más abiertos y estimulados se siente mejor nuestro cuerpo a través de la energía positiva que circulan estos chakras.


Esta estimulación también promueve el crecimiento del aura.

Para un medio, el anclaje es esencial. Esto ayuda a preservar el equilibrio mental, a mostrar tanto el discernimiento como la lucidez. Lo que pueda experimentar, ver, escuchar o sentir durante sus sesiones no podrá molestarlo. Además, un medio que esté en contacto con el plano astral, estará mejor protegido contra posibles energías dañinas y estará mejor capacitado para adornarse contra posibles bromas y ataques de entidades.

El anclaje proporciona así bienestar físico, energético y emocional.

Algunos signos de falta de anclaje en la vida cotidiana:

Cuando tienes la sensación de estar flotando, de estar en la luna, de estar desconectado de todo …

Cuando uno se pierde en el pensamiento, se dispersa …

Cuando carecemos totalmente de concentración, discernimiento …

Cuando tenemos problemas para tomar el control de nuestras vidas porque la vida ha perdido interés …

Cuando no encontramos sentido en su vida y en su razón de ser …

Consecuencias de la falta de anclaje en el plan energético:

El aura de una persona no anclada generalmente se desplaza hacia arriba y no se ancla en el suelo. El aura luego se detiene a mitad de camino en las extremidades inferiores y ya no envuelve todas las piernas y pies.




El talón de Aquiles: el chakra raíz - la fuerza vital

El chakra de la raíz se encuentra en la base del cuerpo, en la región de los genitales, el perineo y el ano. Está relacionado con la fuerza vital. Es la base del funcionamiento del cuerpo. Está relacionado con las necesidades básicas, el movimiento, la sexualidad, la relación con el medio ambiente, las plantas, la tierra, la naturaleza. Está conectado a la tierra que la nutre y la sustenta.

Si este "talón" no está armonizado, la persona obtiene su energía bombeando a otros, pidiendo atención excesiva …, se convierte en un vampiro enérgico.

Se siente sola y necesita que otros la alimenten.

Contempla tus creencias sobre comida, bebida, dinero, sexualidad, vivienda, tus creencias sobre mudanza, mudanza, mudanza … Contempla tus temores, tus temores sobre la vida, tus temores frente a la muerte, sus temores sobre la sexualidad, sus temores sobre el dinero, sus temores sobre la casa, sus temores del mañana, sus temores del pasado, sus temores del momento presente …

La expresión del chakra de la base lee en su capacidad para bailar con el "mundo físico" .. .

Cuando los chakras de los pies están fuera de equilibrio, uno puede sentir los siguientes síntomas:

- sensación de estar en la niebla, vago y desorientado.

- incapaz de tomar una decisión o de completar un proyecto o trabajo

- sentirse cansado incluso después de una buena noche de sueño

- lento para curarse de una enfermedad o lesión …





Una buena manera de activar y desbloquear los chakras de los pies es poner cristales de cuarzo rosados en un recipiente, cubrirlos con agua caliente y luego colocar los pies descalzos que se enrollan sobre las piedras como un masaje. hasta que se sientan energizados.

Si puede, camine descalzo hasta la playa o en el suelo de su jardín, este contacto directo energiza profundamente los chakras de los pies.
El masaje del arco del pie es una gran manera de desbloquear los chakras de los pies, ya que les puso en contacto directo con los chakras de las manos que transmiten su chakra del corazón relacionadas con la energía.

CHAKRA DE PIES Y LLAMAS DE LA VIDA

"Dar luz a los que se sientan en la oscuridad y la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos en el camino de la paz".

Nacimiento y encarnación



EL PROBLEMA

Nacer de nuevo en uno mismo, estar encarnado, conectado con la Vida y estar de acuerdo con ella y con uno mismo. Relajación de los pies y por consiguiente del cuerpo.

COLOR

Azul, el color de las llamas de la vida que vienen a conectarse a los pies.

Es la materialización, así como todos nuestros nacimientos a nosotros mismos. El gran círculo naranja que emerge en la parte inferior del dibujo representa la conexión de origen de Gaia (la Fuerza de Vida Planetaria) a la que estamos conectados y de donde recibimos las formas primordiales de la Fuerza de la Vida.

Es desde aquí que las fuerzas de la Vida brotarán para alimentarnos y hacernos seres vivos. Las LLAMAS DE LA VIDA (fuentes de energía AZUL, el color fundamental de la Energía de la Vida) que penetran en nosotros por las plantas de los pies vienen, ellas, dimensiones más cósmicas y sutiles, y son ellas las que nos ofrecen la posibilidad ser personas conscientes.

Estas fuentes de energía penetran desde debajo de los pies hasta los chakras rojos de los pies, que son el punto de entrada de las energías de la conciencia en la vida humana.

Correspondencia de los chakras.



Los chakras más importantes están alrededor del bazo, en el cuello, en las palmas de las manos y debajo de las plantas de los pies.

Bajo las plantas de nuestros pies es lo que los chamanes llaman la crisálida áurica.

Desde estos centros, recibimos la energía de la Madre Tierra a medida que un árbol recibe alimentos de sus raíces conectadas a la Tierra. En el otro polo físico de nuestro cuerpo, sobre el chakra de la corona, encontramos la cúpula áurica de nuestro sistema energético. Este sistema de energía cerrado se conecta a su vez e interactúa con el dominio terrestre áurico.

Cada pie sostiene un remolino en el centro del arco. Tienden a ser más pequeños que otros chakras corporales normales, por lo general varían de 5 a 7 centímetros de diámetro cuando están completamente abiertos. Este chakra no tiene un color específico, pero normalmente están en tonos tierra, como el marrón, y con tonos rojizos, porque están directamente relacionados con la energía del primer chakra.

Al igual que los chakras de las manos, los chakras de los pies también son muy expresivos y receptivos; Durante los ejercicios en tierra, facilitan el transporte de las energías de la Tierra.

La salud de los pies no solo está relacionada con la capacidad de permanecer en el cuerpo físico, sino también con sus capacidades.

La salud del chakra del pie está directamente relacionada con nuestra capacidad no solo para crecer dentro del cuerpo físico sino también para manifestar la competencia espiritual de ser un punto de anclaje de la Luz, con la capacidad multidimensional de interactuar. activamente con todo el mundo, en tiempo real, mientras que es un "punto de fuego de sacrificio" de su Ser Superior.

La capacidad de anclaje muestra una capacidad integrada para armonizar armoniosamente tu mente y tu cuerpo, y es una habilidad importante para desarrollar en el camino de la autoconciencia y la autorrealización.

Nuevos chakras para la nueva humanidad.

Cuando el individuo desarrolla las cualidades psicológicas y espirituales de la serenidad, la paz, la tolerancia, la solidaridad y el amor, progresa hacia la realización de su ser interior y sus frecuencias aumentan. Al mismo tiempo, todas sus estructuras se transforman: circuitos de corrientes energéticas, cuerpos sutiles, chakras.

Así, algunos chakras quedaron en estado de alerta.

Citemos el chakra lunar, alojado detrás del cráneo y el chakra del corazón espiritual.

Los chakras, ubicados en el eje del sushumna, se despiertan también por encima y por debajo del cuerpo.

Las energías del cielo y la tierra trabajan juntas, se necesitan mutuamente para desarrollarse.

Por lo general, hay 22 chakras debajo, que nos conectan con la tierra, y tantos otros nos conectan con el cielo.

Estos chakras siempre han estado presentes, pero están dormidos en la mayoría de nosotros. En algunos seres evolucionados, varios chakras se fusionan en uno, mientras que otros se activan.

Los chakras ubicados inmediatamente por encima de la cabeza (8, 9 y 10) son actualmente de gran importancia porque están siendo activados globalmente para todos bajo la influencia de los cambios vibratorios de la Tierra.

Los chakras octavo, noveno y décimo están relacionados con nuestra pertenencia a los planos superiores de luz.

Toda la humanidad sufre las consecuencias en sus cuerpos, en sus chakras, en sus canales sutiles y en su conciencia.

Los chakras transpersonales.

Resumen de: El libro de 28 chakras, por Elias Wolf.

Los chakras transpersonales se llaman chakras fuera del cuerpo físico. También están en la misma línea vertical de los chakras del cuerpo principal. Esta línea también se llama línea de Hara ya que atraviesa el chakra hara.

Se encuentran por encima del chakra corona y por debajo de los pies.

Los chakras supra personales, por encima de la cabeza.





Punto del alma: Este es el lugar donde aparece el halo, a una altura de la mano sobre la cabeza. En un color azul acero, es el asiento de nuestro ser superior. Tenemos acceso, en este punto, a nuestra alma y sus necesidades. Es bastante pasivo, receptivo. Se activa cuando nos damos cuenta de nuestra alma. También es el asiento de la transmutación espiritual, de la transformación de todos los niveles inferiores. Él es muy activo en las sesiones de curación donde la persona tiene una gran conciencia de su Verdad personal, y también en sesiones de regresión (vidas pasadas). Es el lugar del intercambio de alma a alma.

Puerta del alma: de 40 a 50 cm por encima de la cabeza, en el color de una bonita lila azul medio, es el punto de comunicación entre nuestra alma y las almas no encarnadas, cercanas a la Tierra, que murieron recientemente. y en el camino, prepárese para venir al mundo y reencarnarse. Pero en ningún caso las entidades. Las mujeres son las más afectadas por la actividad de este centro.

Puerta de guía superior: brazos estirados hacia arriba, a la altura de la muñeca, azul celeste, es el lugar de contacto con nuestra guía personal, o nuestros guías o maestros superiores. Se debe tener precaución con respecto al origen de la información recibida: los asesores que no están en sintonía con nuestro camino pueden usar este canal para perseguir su propio objetivo.

Centro de la vocación: sobre la cabeza, a la altura de los dedos (brazos levantados), de color azul oscuro, hace posible reconocer nuestro lugar en la tierra, así como el sentido de nuestra existencia. Muestra de una manera el camino a nuestra alma. Si tenemos un problema existencial que resolver, es en este chakra que encontraremos la respuesta. Es también a este chakra que debemos sentirnos atraídos por ciertos lugares, ciertas situaciones o ciertas personas.

Estrella celeste: cerca de dos brazos por encima de la cabeza, aproximadamente 2 m de profundidad, azul oscuro, púrpura, este es el lugar de conexión con la "Fuente", el "Padre Celestial", el "Dios". Según nuestra confesión. Ubicados en lo alto de nuestra aura, encontramos vibraciones sutiles. Si nuestra relación con Dios, o Fuente, se interrumpe, nuestro chakra tendrá una función limitada. Las religiones a veces hacen posible limpiar este chakra, pero sus doctrinas también pueden congestionarlo, simplemente porque este chakra es el asiento de nuestra fe personal y espiritualidad y no los conceptos religiosos establecidos por los hombres.

Estrella del espacio: a unos dos metros y medio sobre nuestra cabeza, de color azul oscuro, este chakra nos permite entrar en la conciencia de "Todo", más allá de las dimensiones espaciales. Por lo tanto, nos permite estar en contacto con Energías mucho más allá de nuestro sistema. Es el centro de la telepatía con los seres no humanos. Al trabajar en este chakra, podemos tener acceso a traumas experimentados en otros mundos.

Trabajar en meditación sobre nuestros chakras supra personales puede brindarnos posibilidades insospechadas. Sin embargo, es importante recordar que estamos en la Tierra y que nuestro trabajo es mantener el equilibrio entre lo espiritual y lo material.
El anclaje al suelo es esencial.

Los chakras subpersonales, debajo de los pies.




Su apertura puede y debe hacerse solo si la persona ha establecido el vínculo superior con sus chakras supra personales, un vínculo que brinda protección.

Es decir, aventurarse en las profundidades de nuestro ser (donde los problemas están anclados bajo los pies de uno) solo puede considerarse si uno está bien centrado, canulado, guiado, y si uno tiene una fe convencida Porque las experiencias de limpieza de estos chakras pueden ser difíciles.

Tanto como las vibraciones de los chakras superiores supra-personales son finas y de alta frecuencia, también lo son las de los chakras subpersonales inferiores densos, y nos acercan a la Madre Tierra.

El Punto Inca: ubicado en un ancho de mano debajo de los pies, de color naranja salmón, está en sinergia con nuestro hara, los chakras de los pies y las raíces. Corresponde a nuestra encarnación ("inca"), por lo tanto, al anclaje de nuestro ser espiritual y nos conecta con nuestra madre tierra. Por lo tanto, está directamente relacionado con nuestro objetivo personal, nuestro proyecto de vida. Este es un punto que nos permite poner en acción concreta nuestras metas personales. Actúa sobre las transformaciones de nuestro cuerpo físico.

La Puerta Inca: A unos 40 cm debajo de los pies, de color marrón anaranjado, en sinergia con la raíz y los chakras solares, anclaría nuestra energía mental y también se vincularía con nuestros antepasados. Es él quien nos permite decidir en toda conciencia, comprometernos, permanecer en lo concreto. El autor especifica que su existencia no está probada, y deja cada una a sus propias experiencias. Este chakra estaría activo durante una relación diaria con una persona en nuestras vidas (pareja, hijo) pero también con nuestro linaje. Se trata de ambas asociaciones, relaciones de amistad, familia, en definitiva lo social.

La puerta de guía interior: a unos 80 cm bajo los pies, de color marrón claro, en sinergia con los chakras de la cabeza y la raíz, nos permite ser guiados por nuestro maestro interno y las fuerzas de la tierra, de una manera bastante chamánica. . Estamos en contacto con el conocimiento arcaico de lo humano, con el conocimiento ritual. Nos permite ponernos en contacto con el pasado de la humanidad.

El centro de la fuerza terrestre: a 1 m bajo los pies, en contacto directo con nuestro hara, marrón mediano, recibe la fuerza terrestre personal bruta. Estamos en contacto con la fuerza pura de la tierra. Es a través de este chakra que la energía de la tierra se eleva para alimentarnos de energía. Para trabajar cuando uno se siente débil, cuando está enfermo, y puede usar los árboles, las piedras, las herramientas chamánicas ...

El centro de los seres vivos (considerado "suposición fundada" por el autor):1,5 m bajo los pies, nuez de color marrón, en sinergia con nuestro chakra de la raíz, que se relaciona con todos los seres vivientes con este chakra. Es aquí donde se encuentra codificado nuestro compromiso con los animales, las plantas, la naturaleza. El trabajo sobre este chakra nos permite desarrollar nuestra humildad en relación con la naturaleza y el respeto. Todos estamos interdependencia con los animales, las plantas, por lo que podemos, creo, desarrollamos gratitud por todo lo que nos alimenta, y toda la naturaleza en general.

La Estrella de la Tierra: a 2 m bajo los pies, de color marrón oscuro, permite nuestro acceso a la espiritualidad, nos pone en contacto con la divinidad terrenal de nuestra existencia en la tierra. Nos da acceso a la verdad más profunda y las leyes terrenales de nuestra encarnación. Estar anclado nos dará la oportunidad de nadar literalmente en la plenitud del amor de la abundancia. Las sensaciones de este chakra son las de amor desbordante y riqueza infinita.

La Estrella del Tiempo (Hipotética): A 2,5 m bajo el suelo, marrón oscuro, es el chakra de la percepción del tiempo terrenal, del aquí y el ahora, del ciclo de la vida: nacer, crecer, crecer., a florecer, a irradiar, a madurar, a enojarse, a envejecer, a morir, a desaparecer. Yo diría que sería el chakra de la medida correcta de nuestra relación con el tiempo: aprovechamos las lecciones del pasado, pero no nos detenemos en ello, miramos hacia el futuro para proyectos pero no proyectamos nos quedamos aquí y ahora porque es en el momento que tengo lo que tengo.

La fisiología de los chakras.


"El eje del sistema en sí es el eje del Sushumna, que en realidad es un conducto (nadi) compuesto por tres circuitos enfundados uno en el otro.
Este eje está superpuesto en el canal del ependyma, el canal fisiológico del cuerpo humano dentro de la médula espinal, y continúa hacia abajo hasta el interior del sacro, y hacia arriba hasta tres centímetros hacia el Por encima de la cabeza, pasando por el centro y luego la parte superior del cráneo, un poco detrás de la fontanela.

Entre los tres circuitos hay uno que se detiene en el centro del cráneo, al nivel de la epífisis, en relación directa con el centro de la conciencia que generalmente constituye el ego (Ahamkara) y está directamente conectado al sexto chakra ( Ajna).
Sushumna es el único circuito que funciona naturalmente, la energía del sacro en forma de deseo a la psique, es decir, el pensamiento consciente.

De los otros dos circuitos, uno ascendente desempeña el papel de conductor de Kundalini, el otro descendiente recibe las fuerzas divinas y absolutas que pueden expresarse a través del séptimo chakra (Sahasrara).

Agregue a estos circuitos principales, otros dos, llamados Ida y Pingala, comenzando desde el sexto chakra (Ajna) en la frente, hacia los templos, detrás de las orejas, luego hacia el cuerpo a lo largo de la parte posterior del cuello y hacia la parte posterior de a cada lado de la columna vertebral, para encontrarse en la base del Sushumna en el sacro. "

"La polaridad de Ida y Pingala manifiesta la polaridad psíquica, la del yo que oscila permanentemente en la dualidad solar y lunar. El equilibrio de pensamiento nunca puede alcanzarse de manera duradera porque es un equilibrio inestable que siempre tiende a oscilar en uno u otro lado. "

"El pensamiento se expresa a través de estos nadis al proyectar el impulso del deseo, vinculándolo directamente a toda la conciencia y autoridad del individuo heredado de la experiencia.

Por lo tanto, el papel de estos nadis es conectar directamente la conciencia psíquica a la esfera vital más baja, a fin de expresar en el cuerpo el poder y la voluntad del yo de manera directa.

Podemos ver por esto que la relación deseo / conciencia se expresa en un circuito cerrado, desde la conciencia al deseo de Ida y Pingala y desde el deseo a la conciencia a través de uno de los tres circuitos del Sushumna, el que se detiene. En el centro de la cabeza. Este movimiento por sí solo determina el modo habitual de funcionamiento del individuo.

A lo largo del Sushumna, y proyectado por él, está el sistema de chakras, de los cuales los siete conocidos son solo los principales. De hecho, existen otros centros, que dependen de los chakras principales, o que se desarrollan más allá del séptimo chakra a medida que el individuo crece en esferas espirituales.

Note simplemente la existencia de un chakra en la palma de las manos, bajo el control del cuarto chakra (Hanahata) y debajo de las plantas de los pies, bajo el control del primer chakra (Muladhara). - Jean-Michel Jutge



Muladhara y energía femenina.

"Recordemos que el chakra Muladhara inferior es responsable de nuestra relación con la materia. Está en contacto con la tierra y, como hemos explicado, conecta directamente el cuerpo físico con el aspecto psicológico del ser humano a través del deseo.

Su apertura y equilibrio se reflejan en un desapego y un estado de lucidez en relación con las cosas materiales, y genera una disponibilidad de espíritu para lo espiritual, una facultad de penetración y discriminación psicológica muy profunda y muy profunda cuyo resultado externo es un gran La vitalidad, expresándose, en particular, en la acción creativa.

En el shaktismo, el muladhara es un loto con cuatro pétalos rojos, cada uno simboliza un estado psicológico. La alegría más intensa, el éxtasis en el control (pasiones) alcanzó la concentración y el placer natural.

La Kundalini es simplemente el poder femenino de la Diosa eterna, la sensual Shakti que desea ansiosamente unirse con su Señor Shiva y ascender fervientemente por la columna vertebral y manifestarse a sí misma a través de los chakras en "destellos extáticos de Luz e Infinito Poderes". »- Jean-Michel Jutge

Svadhisthana y energía masculina.

"El segundo chakra Svadhisthana está en relación directa con el cuerpo físico y regula todas las funciones de cohesión y consistencia. Mantiene a nivel psicológico un estado de bienestar y relajación. Está directamente relacionado con nuestra afectividad y con toda la sensorialidad del cuerpo. Es el centro de expresión del placer. Para mantener la salud de este chakra es necesario desarrollar una relación saludable con el cuerpo, hacer suficientes ejercicios físicos y adoptar una dieta adecuada, un estilo de vida saludable, para amar a su cuerpo. - Jean-Michel Jutge

En su nivel inferior, el chakra pélvico tendería a atarnos con actitudes rígidas sobre nuestro papel en la vida: hombre / mujer, padre / hijo, empleador / empleado … Las vibraciones de este órgano están impresas en el cuerpo etérico.

Este chakra nos lleva a reflexionar sobre la relación con los demás, la relación y la atracción física resultante. Físicamente, este chakra maneja el hígado, los riñones y la parte inferior del abdomen.

Para las mujeres, el balance de este chakra maneja el flujo hormonal de estos ciclos menstruales, sus embarazos y su menopausia. Para los hombres, este chakra se conecta al movimiento hormonal de la testosterona y durante la adultez, a la andropausia.

Por el equilibrio de este centro, llegamos a encontrar su complemento tanto en el otro como en uno mismo. Uno llega por una conciencia y un bienestar en uno mismo para entrar en relación con los demás de una manera armoniosa y equilibrada.

Obviamente, es el asiento de las energías sexuales, de la fertilidad ligada al símbolo del agua, de la fertilidad, como un acto de creación. El agua es un elemento purificador por disolución o expulsión de cuerpos impuros. El Chakra del sexo actúa sobre el principio del renacimiento perpetuo a través de la purificación.

Rechaza el ego a través de la comunión a través del acto sexual en el sentido de un proceso de unificación. Contribuye a la armonía de las relaciones entre las personas y los sentimientos que transmiten, así como su espontaneidad. Enriquece las relaciones sociales, genera y mantiene la amistad.

Funciones fisicas

El Sex Chakra actúa sobre todos los líquidos vitales de acuerdo con el símbolo del agua: líquido cefalorraquídeo, jugo gástrico, esperma, sangre, orina, etc. Por proximidad, actúa sobre los testículos, pene (erección), sensibilidad del clítoris, vejiga, ovarios, menstruación, riñones.

Detección de un sobredimensionamiento del chakra sexual.

Tendencias en bulimia sexual, ninfomanía, priapismo, la práctica de relaciones sexuales sin comunión. Buscar parejas cuya única identificación sea el sexo, las relaciones comerciales en el acto sexual. Exageración de fantasías incumplidas, frustración.

El reequilibrio se realizará mediante un trabajo a nivel del Chakra del Corazón (apertura a los sentimientos) y el de Garganta (comunicación).

Detección de los nudos y bloqueos del chakra sexual.

Bloqueos debido a una educación demasiado rígida o demasiado prudente que prohibió, oscureció o distorsionó el tema de las relaciones sexuales.

Tendencias a la timidez, falta de confianza, falta de naturalidad, conductas compensatorias, retraimiento, onanismo. Frialdad, rechazo del sexo, tocar y acariciar, frigidez, impotencia, miedo a los demás, somnolencia de las emociones, poco gusto por la vida.

Entonces será necesario abrir el Chakra del sexo para compensar a los chakras más espirituales o afectivos generalmente más grandes o perturbados en estos casos de figuras. En algunos casos, también será necesario activar el Chakra de la garganta para una mejor comunicación.

Piedras útiles para el chakra sexual

Utilizaremos principalmente piedras de color naranja de diferentes tonos (naranja-rojo, naranja-marrón).

Ágata rojo anaranjado, ámbar marrón, andalucita, calcita naranja, citrino ámbar, crocoita, granates naranja pardo (hessonita, algunos piropos), jaspe rojo o naranja, ópalo de fuego, piedra solar, esfalerita, espinela naranja, topacio imperial.

Este chakra se encuentra justo debajo del ombligo, por encima de los órganos sexuales, en la base del vello púbico, es el centro de la energía sexual. Él es la fuente de vitalidad del cuerpo etérico y gobierna la sexualidad y la concepción, así como la relación, el amor / odio.

Trascender este chakra es ignorar todo lo que amamos y odiamos para poder considerar todas las cosas como partes de un todo.

Su relación con la sexualidad le ha ganado la reputación de ser el centro de agradables inclinaciones para la comida, la bebida y las comodidades materiales. Aquellos cuya energía se concentra en este chakra se sentirán atraídos por experiencias y placeres sensuales.

Una de las virtudes de la práctica de la respiración ventral es alimentar con energía externa esta planta de energía de este chakra …

El vientre es la primera cuna del niño por nacer, cuna acuática ya que el niño evoluciona en el líquido amniótico. La vocación acuática de este chakra es, por lo tanto, obvia, tanto que la tradición del hinduismo continúa que el maestro de este chakra no tiene nada que temer del agua. El agua, elemento yin, está relacionada con la luna, que mantiene las facultades intuitivas, la inspiración, la receptividad. Por extraño que parezca, la mediumnidad tiene algunas de sus raíces en este chakra. Este chakra también está conectado a las funciones de eliminación de lo que obstruye nuestro metabolismo.

Svadhisthana está pintado como un círculo con seis pétalos naranjas, en los que están inscritas las letras ba, bha, ma, ya, ra y la.

Estas letras representan los estados mórbidos y lamentables, el conjunto de inclinaciones a la destrucción, la paranoia, el desprecio y la sospecha. los pétalos anaranjados simbolizan la energía sexual generativa de este chakra, así como la alegría que acompaña la creación de una forma humana para el alma encarnada.

La conciencia

Este chakra está asociado con las partes de la conciencia relacionadas con la comida y la sexualidad, con la comunicación del cuerpo con el Ser interior, con lo que el cuerpo necesita, con lo que le da placer. La capacidad de la persona para tener hijos también está asociada con este chakra.

Si hay una relación poco clara con el elemento agua, asociada con este chakra, la relación de la persona con el agua es un reflejo de su relación con los aspectos de conciencia asociados con ese chakra, es decir, Decir comida, sexualidad o tener hijos.
Este chakra también está asociado con el cuerpo emocional y la disposición de la persona a sentir sus emociones.

Color naranja

La naranja es un color estimulante que promueve la actividad gástrica y la función renal. Estimula los nervios y la sangre. Simboliza la bondad, la compasión y el vestido del Maestro Buda.

La naranja (mezcla de rojo y amarillo) corresponde al chakra umbilical, el Arcángel Miguel, el sol naciente, la abundancia, la generosidad y la armonía.

La tormenta promueve el equilibrio y la realización de aspiraciones espirituales. Este color fortalece la fuerza de voluntad, la concentración, la atención y el estado de alerta. Las frutas relacionadas con la naranja son: naranja, mango, albaricoque, calabaza, melón y todas las frutas, flores comestibles y vegetales de naranja. Trae la gloria, las relaciones positivas, la intimidad, la fusión y la unión de los seres.

El elemento principal de este centro es el agua, que cuando entra en contacto con el elemento fuego, se transforma en vapor, menos densa y, por lo tanto, capaz de elevarse en la atmósfera.

Este simbolismo resalta nuestra tarea: transformar las energías de este chakra para que se eleven como vapor, para llevarnos a un nivel más alto de conciencia.

En las mujeres, esta transformación ocurre naturalmente en la menopausia, ya que las energías creativas más bajas, que se usan para dar un cuerpo al alma encarnada, se transmutan al centro de la garganta donde sirven propósitos espirituales.

Una teoría interesante es que, en este momento en la vida de una mujer, el fuego y el agua dominan alternativamente, lo que probablemente cause sofocos y desequilibrios emocionales. Algunos creen que la terapia de reemplazo hormonal bloquea las energías creativas debajo del chakra sacro, impidiendo su transformación natural. Los antiguos textos tántricos mencionan que aquellos que trabajan y meditan en Svadhisthana son liberados de seis pasiones: lujuria, ira, codicia, ilusión, orgullo y envidia. Para lograr este estado, se necesitan muchos años de práctica regular.

Armonización de Kundalini




La técnica de respiración completa.

De pie, con las piernas abiertas a lo ancho de los hombros, libere suavemente la tensión de su cuerpo. Concéntrate en tu respiración, respira brevemente y espiraciones para calmar tu mente y relajar tu cuerpo.

Desciende doblando las rodillas y extiende las piernas para que te sientas estable. Relax ...

1 - Exhale completamente, contrayendo los músculos abdominales para eliminar la mayor cantidad posible de aire de los pulmones.

2 - Inhale lentamente, contando hasta 7. Dejando que el abdomen se relaje y salga para dejar espacio para el diafragma que cae. Siente tus pulmones llenos de aire. Aguanta la respiración contando hasta 2.

3 - Exhale lentamente, contando hasta 7, eliminando el aire de los pulmones. Finalmente, vuelva a contraer los músculos de su abdomen para que salga todo el aire posible.

4 - Sostenga hasta 2 antes de inhalar nuevamente.

Cuando esté familiarizado con esta técnica, intente observar el efecto que tiene en su chakra sacro y en sus músculos abdominales.

Reflexología podal: mapa de los pies.





y niveles de los chakras …




Las personas que provocaron el despertar de sus Kundalinii abrieron repentinamente la puerta a todo tipo de visiones místicas, paranormales y mágicas, pero pocos de ellos se dan cuenta del impacto que está ocurriendo en el cuerpo.

Aquí están las manifestaciones comunes del surgimiento de Kundalini:

- Los músculos son tensos, calambres o espasmos.

- Aumento de energía o inmensa electricidad circulando por todo el cuerpo.

- Prurito, vibración, escalofríos, sensación de hormigueo o entumecimiento.

- Calor frio o intenso.

- Movimiento involuntario del cuerpo (ocurre con más frecuencia durante la meditación, durante el descanso o el sueño): espasmos, temblores, sensación de fuerza interior que empuja a posturas o se mueve de maneras inusuales. . (Puede ser el caso de un diagnóstico erróneo, como epilepsia o "síndrome de piernas inquietas" o síndrome de ekbom).

- Cambios en la forma de comer y dormir.

- Episodios de hiperactividad extrema o, por el contrario, fatiga extrema (algunas víctimas del síndrome de fatiga crónica han experimentado el despertar de Kundalini).

- Aumento o disminución de los deseos sexuales.

- Dolor de cabeza, sensación de presión en el cráneo.

- Palpitaciones del corazón, dolores en el pecho.

- Problemas del sistema digestivo.

- Entumecimiento o dolor en las extremidades (especialmente en el pie y la pierna izquierda)

- Dolor y obstrucciones en todo el cuerpo; a menudo en la espalda y el cuello (muchos casos de síndrome de fibromialgia (síndrome de fibromialgia) y dolor del tejido miofascial están relacionados con Kundalini).

- Explosiones emocionales; cambios rápidos en el estado de ánimo Aparentemente episodios deliberados o excesivos de pena, miedo, ira, depresión.

Vocalizaciones espontáneas (incluso reír y llorar), tan involuntarias e incontrolables como el hipo.

- Escuchar uno o más sonidos internos, descritos clásicamente como una flauta, un tambor, una cascada, un canto de los pájaros, el zumbido de las abejas, pero que también puede sonar como un rugido, un chirrido, un sonido de Trueno o como un zumbido en los oídos.

- Confusión mental, dificultad de concentración.

- estados alterados de conciencia: conciencia agudizada; estados de trance espontáneo; experiencias místicas (si éstas también amenazan el sistema de creencias anterior del individuo, pueden conducir a la psicología o la grandiosidad (autoestima muy desarrollada).

- Calor, actividad extraña, y / o sensaciones de bienestar a nivel de la cabeza, especialmente en el lugar de la corona.

- Éxtasis, felicidad y sentimiento intermitente de infinita alegría, amor, paz y compasión.

- Experiencias psíquicas: percepción extrasensorial; experiencias de salida del cuerpo; recuerdos de vidas pasadas; viajes astrales; conciencia directa de auras y chakras; contacto con guías espirituales a través de caminos internos, sueños y visiones; poderes curativos.

- Mayor actividad: nuevos intereses para la autoexpresión y comunicación espiritual a través de la música, el arte, la poesía, etc.

- Mayor comprensión y sensibilidad; comprensión de la propia esencia: profunda comprensión de las verdades espirituales; Conciencia intensa del entorno de uno (incluidas las "vibraciones" de los demás).

- Experiencias de iluminaciones: conocimiento directo de una realidad más expansiva, conciencia trascendente.

Las personas que tienen experiencias de una naturaleza espiritual obvia por lo general son más capaces de integrarse y beneficiarse del proceso, independientemente de cómo puedan categorizarlas. Pero aquellos que experimentan lo que parece ser una enfermedad extraña o fenómenos psíquicos a menudo se sienten muy alarmados hasta que comprenden que no están enfermos ni locos. Las mismas experiencias de luz y belleza pueden ser tan poderosas que las personas dudan de su cordura.

La Cabalá hebrea nos enseña que la sexualidad y la espiritualidad son UNA energía.

En su forma inferior, se manifiesta como un instinto primario y se manifiesta en el estupor. En su forma elevada, se manifiesta como un amor intenso e ilimitado del amor divino, una pasión por la vida y el florecimiento de la belleza del ser interior. En su forma elevada de alegría y felicidad, nos permite alcanzar las esferas proféticas de la inspiración divina (Likkutei Moharan I, 24).

Las palabras hebreas Mashiach (Mesías) y Na'hash (Serpiente) tienen el mismo valor numérico de 358 …

La tradición nos dice que cuando llegue la era mesiánica, nuestros instintos primarios serán "eliminados" y todo se transformará en bueno. Esto significa que estos instintos serán elevados y no serán reprimidos más, pero que el impulso íntimo volverá a su pasión original para encontrar satisfacción en la vida espiritual del amor del Dios vivo (Tikkunei Zohar 21 43a).

Na'hash, la serpiente dentro del hombre, es el egoísmo radical que impulsa a un individuo a convertirse en el centro de todo el universo.

NA'HASH NO DEBE ENTENDERSE COMO UN SER SEPARADO, SINO COMO UN MOVIMIENTO CENTRAL DADO A LA MATERIA, UNA FUENTE OCULTA QUE ACTÚA EN LAS PROFUNDIDADES DE LAS COSAS.

De acuerdo con la ley de los atributos sefiróticos, es en Yesod que todos los valores de los otros Sephiroth se condensan antes de descender a Malkuth.


Pero se podría decir que Yesod es el centro sagrado, Svadhisthana y malkhut, el centro básico, el Muladhara.

Yesod está representado por el patriarca Yoseph ha Tzadik: el Justo ...
Malkhut está representado por el patriarca David ha Melekh: Rey
¿Qué nos revela la Torá acerca de estos dos personajes clave?

Ambos son "Mashiach": uno es "Mashiach Ben David" y el otro "Mashiach Ben Yosef".



Las dos serpientes son:

Ida , canal de energía lunar: la corriente femenina, que proviene de Yesod: el centro sagrado o Svadhisthana: Yosef.

Pingala, canal de energía solar: la corriente masculina, que proviene de Malkhut:el centro de Muladhara o base: David.

Se reúnen en el chakra Ajna del 3er ojo para retroceder y elevarse cada uno de lado y se encuentran en la coronal.

Entonces, sea cual sea la naturaleza simbólica de las ideologías que impregnan nuestras creencias, sabemos cuál es el camino y se está configurando ante nosotros.

Sabemos que nos llaman la "generación del pie" porque estamos al final de los tiempos. Somos en verdad la generación del talón de Mashiach.

La Serpiente es un reflejo del Mesías.

De acuerdo con Génesis III, 15: "Colocaré una enemistad entre tú e Isha, dice Dios a la serpiente, entre tu simiente y su simiente. Este te lastimará como tu cabeza, y herirás a Isha como su talón ".

El auge de la energía sexual también pasa por los pies.



Los pies tienen muchas zonas erógenas. Maria Kettenring * propone, en su libro "Masajes eróticos", recurrir a los masajes de esta zona para experimentar placer y, por qué no, para aumentar el deseo.

"Un masaje sensual de pies relaja y excita a la vez" , escribe. "Puede provocar escalofríos reales en todo el cuerpo y ser una gran fuente de placer. "

Algunas áreas del pie serían más sensibles eróticamente que otras.

Por ejemplo: en ambos lados del talón se colocan puntos que corresponden a los ovarios, testículos y próstata, y en general a los genitales femeninos y masculinos. Los masajes ligeros y circulares cerca de las flautas pueden dar lugar al deseo.

Al igual que las plantas de los pies de masaje.

"Tres puntos de estimulación sexual están alineados en la mitad de la planta del pie, entre el talón y el segundo dedo del pie", agrega el especialista.

Para estimular el deseo y aumentar el placer, masajee estas áreas suavemente con aceites de masaje de sándalo y aceite de almendras dulces. Y luego, dar rienda suelta a tus dedos y manos.

Reactiva tu glándula pineal.

La función exacta de la glándula pineal, que se encuentra en el cerebro medio, todavía no se conoce bien. En general se asume que es un órgano sensorial rudimentario. El término "pineal" significa "forma de cono de pino".

La estimulación de la glándula pineal tendrá un interés "profundo" que debe realizarse para despertar este órgano sensorial.

Correspondencia en el pie.


Hay un punto reflejo presente en los dos dedos gordos, cara plantar.

Presión tónica en los puntos utilizando la articulación del dedo índice, sensación de picadura ligera

Un pie luego el otro.

Así, el pie tiene veintiséis huesos: catorce falanges, cinco metatarsianos y siete tarsianos … 26 es el número del tetragrama sagrado YHVH.

"La espiritualidad comienza con tus pies"!


Alix de Saint-André, un escritor, ha tomado el camino a Compostela tres veces. Ella hace un nuevo libro *.

"Es una característica del Camino de Santiago: nos hacemos adictos. Somos muchos peregrinos "repetidores". Y si volvemos, no es para llegar a Santiago, sino para estar en camino. Porque es una forma de vida, a 4 km / h, en un mundo paralelo al mundo normal (incluso si nunca está lejos), con relaciones humanas desprovistas de vínculos sociales y jerárquicos.

Ya no hay jefes ni empleados, sino una especie de fraternidad, muy fuerte.

Lo que es común a todos los peregrinos es la admiración por los paisajes. Una admiración casi ingenua. Cada amanecer en el país es para morirse. Luego se comparte el sufrimiento: todos están sufriendo en algún lugar del camino. No en el mismo lugar, pero, básicamente, un peregrino, daña las botas, la espalda, los tendones. Y nos cuidamos el uno al otro. Y finalmente está la amistad entre los peregrinos, que es muy real, natural, espontánea.

En el camino, somos felices como niños. Incluso si no sabemos muy bien por qué estamos aquí. Hay una experiencia del Camino de Santiago que es curiosamente independiente de la religión. Me impresionó mucho haber encontrado a muy pocos católicos. Pero hay una forma obvia de espiritualidad: todos buscan algo. No es lo mismo. Sin embargo, todos comparten una experiencia común. Tenemos la idea de que el camino a Santiago es una ruta mística. Pero la espiritualidad comienza con tus pies …

El peregrino primero cura sus bulbos y los de otros. Uno vive una espiritualidad diferente, encarnada, que reside en la "obra" del peregrino (incluso para aquellos que son ateos): una "obra" vinculada a la admiración por el paisaje (la creación, y por lo tanto Dios el Padre), la Dolor diario (como el Hijo que sufre) y Fraternidad (que se une como el Espíritu). A pesar de que todos pueden interpretarlo a su manera, el camino hace que la Trinidad funcione. "


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Puede compartir este texto siempre que respete la totalidad, para citar al autor, las fuentes y el sitio: http://elishean-portesdutemps.com






VOLVER AL AMOR de MARIANNE WILLIAMSON2









INTRODUCCIÓN





Cuando nacimos, estábamos perfectamente programados. Teníamos una tendencia natural a concentrarnos en el amor. Nuestra imaginación era creativa y floreciente, y sabíamos usarla. Estábamos conectados con un mundo mucho más rico que el mundo con que ahora nos conectamos, un mundo lleno de hechizo y del sentimiento de lo milagroso.

¿Qué nos pasó, entonces? ¿Por qué, cuando llegamos a cierta edad y miramos a nuestro alrededor, el hechizo había desaparecido?

Porque nos enseñaron a concentrarnos en otras cosas. Nos enseñaron a pensar de forma antinatural. Nos enseñaron una pésima filosofía, una manera de mirar el mundo que está en contradicción con lo que somos.

Nos enseñaron a pensar en la competición, la lucha, la enfermedad, los recursos finitos, la limitación, la maldad, la culpa, la muerte, la escasez y la pérdida. Y como empezamos a pensar en estas cosas, empezamos a conocerlas. Nos enseñaron que sacar buenas notas, ser buenos, tener dinero y hacerlo todo como es debido son cosas más importantes que el amor. Nos enseñaron que estamos separados de los demás, que tenemos que competir para salir adelante, que tal como somos no valemos lo suficiente. Nos enseñaron a ver el mundo tal como lo veían «ellos». Es como si inmediatamente después de haber llegado aquí nos hubieran dado una píldora para dormir. El pensamiento del mundo, que no se basa en el amor, empezó a retumbarnos en los oídos en el mismo momento en que desembarcamos en esta costa.

El amor es aquello con lo que nacimos. El miedo es lo que hemos aprendido aquí. El viaje espiritual es la renuncia al miedo y la nueva aceptación del amor en nuestro corazón. El amor es el hecho existencial esencial. Es nuestra realidad última y nuestro propósito sobre la tierra. Tener plena conciencia de él, tener la vivencia del amor en nosotros y en los demás, es el sentido de la vida.

El sentido, el significado, no está en las cosas. Está en nosotros. Cuando asignamos valor a cosas que no son amor -al dinero, al coche, a la casa, al prestigio- damos amor a algo que no nos lo puede devolver, buscamos significado en lo que no lo tiene. El dinero, en sí mismo, no significa nada. Las cosas materiales, en sí mismas, no significan nada. No es que sean malas: es que no son nada.

Hemos venido aquí para crear junto con Dios, extendiendo el amor. Una vida que se pasa pendiente de cualquier otro propósito no tiene sentido, es contraria a nuestra naturaleza, y finalmente nos hace sufrir. Es como si hubiéramos estado perdidos en un oscuro universo paralelo donde se ama más a las cosas que a las personas. Sobrevaloramos lo que percibimos con nuestros sentidos físicos, y subvaloramos lo que, en nuestro corazón, sabemos que es verdad.

Al amor no se lo ve con los ojos ni se lo oye con los oídos. Los sentidos físicos no pueden percibirlo; se lo percibe mediante otra clase de visión. Los metafísicos la llaman el Tercer Ojo, los cristianos esotéricos dicen que es la visión del Espíritu Santo, y para otros es el Yo Superior. Independientemente del nombre que se le dé, el amor exige una «visión» diferente de aquella a la que estamos acostumbrados, una forma diferente de conocer, de pensar. El amor es el conocimiento intuitivo de nuestro corazón. Es un «mundo trascendente» que secretamente anhelamos todos. Un antiguo recuerdo de este amor nos persigue continuamente, pidiéndonos por señas que regresemos.

El amor no es material. Es energía. Es el sentimiento que hay en una habitación, en una situación, en una persona. El dinero no puede comprarlo. El contacto sexual no lo garantiza. No tiene absolutamente nada que ver con el mundo físico, pero a pesar de ello, puede expresarse. La experiencia que de él tenemos es la de la bondad, la entrega, el perdón, la compasión, la paz, el júbilo, la aceptación, la negativa a juzgar, la unión y la intimidad.

El miedo es la falta de amor que todos compartimos, nuestros infiernos individuales y colectivos. Es un mundo que sentimos que nos presiona desde adentro y desde afuera, dando constantemente falso testimonio de la insensatez del amor. El miedo se expresa bajo diferentes formas: cólera, malos tratos, enfermedad, dolor, codicia, adicción, egoísmo, obsesión, corrupción, violencia y guerra.

El amor está dentro de nosotros. Es indestructible; sólo se lo puede ocultar. El mundo que conocíamos de niños sigue aún sepultado en nuestra mente. Una vez leí un libro delicioso, “The Mists of Avalon”. Las nieblas de Avalon son una alusión mítica a las leyendas del rey Arturo. Avalon es una isla mágica que permanece oculta tras unas tupidas e impenetrables nieblas. A menos que se desvanezcan, no hay manera de que un barco se abra paso hasta la isla, y sólo se desvanecen cuando uno cree que la isla está allí.

Avalon simboliza un mundo que está más allá del mundo que percibimos con los sentidos físicos. Representa un sentimiento milagroso de las cosas, el ámbito encantado que conocíamos de niños. Nuestro yo infantil es el nivel más profundo de nuestro ser. Es aquel o aquella que realmente somos, y lo que es real no desaparece. La verdad no deja de serlo simplemente porque no estemos mirándola. El amor sólo puede quedar oculto tras las nubes o las nieblas mentales. Avalon es el mundo que conocíamos cuando todavía estábamos conectados con nuestra ternura, nuestra inocencia, nuestro espíritu. En realidad es el mismo mundo que vemos ahora, pero configurado por el amor, interpretado con ternura, fe y esperanza, y con un sentimiento de admiración y de asombro. Es fácil de recuperar, porque la percepción es una opción. Las nieblas se desvanecen cuando creemos que detrás de ellas está Avalon.

Y en eso consiste un milagro: en la desaparición de las nieblas, en un cambio de la percepción, en un retorno al amor.


PRIMERA PARTE
LOS PRINCIPIOS
CAPÍTULO 1:


EL INFIERNO.


«El infierno no tiene cabida en un mundo cuya hermosura puede todavía llegar a ser tan deslumbrante y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo.»

(Los textos citados directamente de “A Course in Miracles” se han colocado entre comillas angulares. Las citas que aparecen entre comillas altas son interpretaciones parafraseadas de dicha obra.)


1. LA OSCURIDAD

«Tu viaje hacia la oscuridad ha sido largo y penoso, y te has adentrado muy profundamente en ella.»


Lo que sucedió con mi generación fue que nunca crecimos. El problema no es que estemos perdidos o seamos apáticos, narcisistas o materialistas. El problema es que nos sentimos aterrados.

Muchos sabemos que tenemos lo que se necesita: la presencia, la educación, el talento, las credenciales... Pero en ciertos dominios estamos paralizados. No nos detiene algo de afuera, sino algo de adentro. Nuestra opresión es interna. No nos refrena el gobierno, ni el hambre ni la pobreza. No tenemos miedo de que nos envíen a Siberia. Tenemos miedo, y punto. Un miedo difuso. Tenemos miedo de que nuestra relación de pareja no sea la que necesitamos, o de que sí lo sea. Tenemos miedo de no gustar a los demás o de gustarles. Tenemos miedo del fracaso o del éxito. Tenemos miedo de morirnos jóvenes y también de envejecer. Tenemos más miedo de la vida que de la muerte.

Se diría que habríamos de sentir cierta compasión por nosotros mismos, inmovilizados como estamos por cadenas emocionales, pero no es así. Sólo nos sentimos avergonzados de nosotros mismos, porque pensamos que a estas alturas deberíamos ser mejores. A veces cometemos el error de creer que los demás no tienen Tanto miedo como nosotros, y eso sólo sirve para asustarnos más. Quizás ellos sepan algo que nosotros no sabemos. Tal vez nos falte algún cromosoma.

En nuestros días está de moda culpar prácticamente de todo a los padres. Pensamos que por su culpa tenemos tan poca autoestima. Si ellos hubieran sido diferentes, estaríamos rebosantes de amor por nosotros mismos. Pero si te fijas bien en la forma en que te trataban tus padres, verás que -salvo casos extremos cualquier maltrato que hayas recibido en el pasado de ellos era leve si lo comparas con la forma en que te maltratas tú hoy. Es verdad que quizá tu madre te haya dicho muchas veces:

Jamás serás capaz de hacer eso.
Pero lo que tú te dices ahora es:
-Eres idiota. Nunca haces nada bien. La cagaste. Te odio.

Quizás ellos nos hayan tratado mal, pero nosotros somos crueles.

Nuestra generación se ha hundido en un autoaborrecimiento apenas disimulado. Y siempre, desesperadamente incluso, estamos buscando una salida, ya sea por la vía del crecimiento o por la de la huida. Tal vez con este diploma lo consigamos, o con este trabajo, este seminario, este terapeuta, esta relación, esta dieta o este proyecto. Pero con demasiada frecuencia la medicina no llega a curarnos, y las cadenas se hacen cada vez más gruesas y estrechas. Los mismos seriales se repiten con diferentes personas en diferentes ciudades. Empezamos a darnos cuenta de que el problema somos, de alguna manera, nosotros mismos, pero no sabemos qué hacer con ese descubrimiento. No tenemos suficiente poder para frenarnos. Todo lo saboteamos, todo lo abortamos: nuestra carrera, nuestras relaciones, hasta nuestros hijos. Bebemos, nos drogamos, controlamos, nos obsesionamos, co-dependemos, comemos en exceso, nos escondemos, atacamos... La forma no viene al caso. Somos capaces de encontrar un montón de maneras diferentes de expresar hasta qué punto nos odiamos.

Pero sin duda lo expresaremos. La energía emocional tiene que ir a alguna parte, y el autoaborrecimiento es una emoción poderosa. Si se vuelve hacia adentro, se convierte en nuestros infiernos personales: adicciones, obsesiones, compulsiones, depresión, relaciones violentas, enfermedades... Proyectado hacia afuera, se convierte en nuestros infiernos colectivos: la violencia, la guerra, el crimen, la opresión... Pero todo es lo mismo; el infierno también tiene muchas mansiones.

Recuerdo, hace años, haber tenido una imagen mental que me asustó terriblemente. Veía a una niña, dulce e inocente, que llevaba un delantal blanco de organdí, acorralada contra la pared, gritando desesperadamente. Una mujer maligna e histérica le atravesaba repetidas veces el corazón con un cuchillo. Yo sospechaba que era ambos personajes, que los dos vivían como fuerzas psíquicas dentro de mí. A medida que pasaban los años, iba sintiendo cada vez más miedo de aquella mujer del cuchillo. Era algo activo dentro de mí. Escapaba totalmente de mi control, y yo tenía la sensación de que quería matarme.

Cuando estaba más desesperada, busqué un montón de maneras de salir de mi infierno personal. Leí libros sobre la forma en que la mente crea nuestra experiencia, sobre cómo el cerebro es una especie de ordenador biológico que elabora cualquier información que introduzcamos en él con nuestros pensamientos. «Piensa en el éxito y lo alcanzarás», «Si esperas fracasar lo conseguirás», leía. Pero por más que me esforzaba en cambiar mis pensamientos, seguía volviendo a los que más me dolían. Se produjeron avances pasajeros: me esforzaba por tener una actitud más positiva, por recuperarme y conocer a otro hombre o conseguir un nuevo trabajo. Pero volvía siempre a la pauta familiar de traicionarme a mí misma. Finalmente me portaba de una manera odiosa con el hombre o saboteaba el trabajo. Perdía cinco kilos y los recuperaba rápidamente, aterrorizada por la sensación de parecer atractiva. Lo único que me asustaba más que no llamar la atención de los hombres era provocarla en exceso. El surco del sabotaje era profundo, y su funcionamiento automático. Es cierto que podía cambiar mis pensamientos, pero no de forma permanente. Y no hay más que una variante de desesperación peor que «Cielos, metí la pata», y es «Cielos, la volví a meter».

Mis pensamientos dolorosos eran mis demonios, y los demonios son insidiosos. Por mediación de diversas técnicas terapéuticas, llegué a estar muy al tanto de mis propias neurosis, pero eso no necesariamente las exorcizaba. La basura no se iba; simplemente se refinaba. A veces le explicaba a alguien cuáles eran mis puntos débiles, y usaba un lenguaje tan consciente que sin duda esa persona debía pensar que evidentemente yo me conocía muy bien y que jamás volvería a hacer aquello.

Pero sí que lo hacía. Reconocer mis debilidades no era más que una manera de desviar la atención. Y entonces perdía los estribos y me comportaba de una manera atroz y escandalosa con tal rapidez y naturalidad que nadie, y yo menos que nadie, podía hacer nada para detenerme antes de haber arruinado por completo una situación. Decía exactamente las palabras que harían que mi pareja me abandonara, o me diera una bofetada, o las precisas para que me despidieran del trabajo, o algo peor. En aquel entonces jamás se me ocurrió pedir un milagro.

Aunque, en realidad, no habría sabido qué era un milagro, ya que los ponía en la categoría de la basura pseudomístico-religiosa. No sabía, hasta que leí Un curso de milagros, que es razonable pedir un milagro. No sabía que no es más que un cambio en la manera de percibir.

Una vez estuve en una reunión de personas que seguían un programa de 12 Pasos y le pedían a Dios que las librara del deseo de beber. Yo nunca había tenido ningún comportamiento adictivo en particular. Lo que me estaba haciendo polvo no era el alcohol, ni tampoco otras drogas; era mi personalidad en general, esa mujer histérica que llevaba dentro. Para mí, mi negatividad era tan destructiva como el alcohol para el alcohólico. Cuando se trataba de encontrarme yo misma la yugular, era una artista. Era como si fuera adicta a mi propio dolor. ¿Podía pedirle a Dios que me ayudara con aquello? Se me ocurrió que, lo mismo que con cualquier otro comportamiento adictivo, quizás un poder mayor que yo misma podría cambiar completamente las cosas, algo que no habían podido hacer ni mi intelecto ni mi fuerza de voluntad. Entender lo que había sucedido cuando tenía tres años no había sido suficiente para liberarme. Los problemas que yo pensaba que finalmente desaparecerían, seguían empeorando año tras año. No había evolucionado emocionalmente tal como debería haberlo hecho, y lo sabía. Era como si hubiera habido un corto circuito en algún profundo lugar de mi cerebro. Como muchas otras personas de mi generación y mi cultura, había perdido el rumbo hacía muchos años y, en ciertos sentidos, simplemente nunca llegué a crecer. Hemos tenido la postadolescencia más larga de la historia. Como víctimas de una parálisis emocional, necesitamos retroceder unos pocos pasos para seguir avanzando. Necesitamos que alguien nos enseñe los elementos básicos.

En cuanto a mí, me metiera donde me metiera, siempre había pensado que podía arreglármelas sola para salir del lío. Era lo bastante guapa, o lo bastante lista, o tenía suficiente talento o inteligencia... y si nada de eso me servía, podía llamar a mi padre para pedirle dinero. Pero finalmente me metí en tantos líos que comprendí que necesitaba más ayuda de la que yo sola podía conseguir. En las reuniones de los programas de 12 Pasos seguía oyendo decir que un poder más grande que yo podía hacer por mí lo que yo no podía hacer sola. No me quedaba nada más que hacer ni nadie más a quien llamar. Finalmente, el miedo llegó a ser tan grande que ya no me sentí demasiado moderna para decir: «Dios, por favor, ayúdame».


2. LA LUZ

«La luz está en ti.»


De modo que pasé por ese momento espectacular y grandioso en que invité a Dios a mi vida. Al principio era aterrador, pero me fui acostumbrando a la idea.

Después de aquello, en realidad, nada fue como yo esperaba que fuese. Había pensado que las cosas mejorarían, algo así como si mi vida fuera una casa y yo creyera que Dios le daría una estupenda mano de pintura... y quizá le cambiara los postigos, le construyera un bonito pórtico y le pusiera techo nuevo. En cambio, tan pronto como entregué la casa a Dios, sentí que Él me la derribaba de un solo golpe, como si me estuviera diciendo:

-Lo siento, cariño, pero los cimientos estaban agrietados, y no hablemos de las ratas que había en el dormitorio. Me pareció mejor empezar todo de nuevo.

Yo había leído sobre personas que, tras entregarse a Dios, sentían una profunda sensación de paz que descendía como un manto sobre sus hombros. Y ese sentimiento lo tuve, pero apenas durante un minuto y medio. Después me sentí simplemente como si me hubieran atropellado. Eso no me hizo desconectarme de Dios, sino más bien respetar Su inteligencia. Aquello implicaba que Él entendía la situación mejor de lo que yo habría esperado. Si yo fuera Dios, también me habría atropellado. Me sentí más agradecida que resentida. Necesitaba desesperadamente ayuda.

Generalmente se precisa llegar a una cierta desesperación antes de estar preparado para Dios. Cuando llegó el momento de la entrega espiritual, yo no me lo tomé en serio, realmente en serio, hasta que no estuve completamente de rodillas. Había llegado a tal nivel de confusión, que nada ni nadie podría haber hecho que Marianne volviese a funcionar. La histérica que yo llevaba dentro era presa de una rabia maníaca, y la niña inocente estaba de espaldas contra la pared. Me hundí. Atravesé la frontera entre estar sufriendo pero seguir siendo capaz de funcionar normalmente y estar sentada en un rincón del jardín de un psiquiátrico. Fui presa de lo que se suele llamar un colapso nervioso.

Los colapsos nerviosos constituyen un método de transformación espiritual sumamente menospreciado. Es indudable que su función es llamarnos la atención. Sé de personas que año tras año tienen pequeños colapsos, y cada vez se detienen justo antes de que la experiencia haga impacto en el centro. Creo que yo tuve suerte al haber experimentado de un solo golpe la vivencia completa. Lo que aprendí entonces no lo olvidaré. La experiencia fue dolorosa, pero ahora la veo como un paso importante y necesario en mi avance decisivo hacia una vida más feliz.

Entre otras cosas, sentí una profunda humildad. Vi con muchísima claridad que «yo, por mí misma, no soy nada». Mientras no te pasa esto, sigues probando todas tus viejas tretas, las que nunca te resultaron, pero que sigues pensando que quizás esta vez funcionen. Cuando te has hartado y ya no puedes seguir con lo mismo, consideras la posibilidad de que haya un camino mejor. Entonces la cabeza se te abre y Dios puede entrar.

Durante aquellos años me sentía como si el cráneo me hubiera estallado, como si se hubiera desparramado en miles de pedacitos por el exterior. Después, muy lentamente, empezaron a reunirse de nuevo. Pero mientras mi cerebro estaba así al desnudo, fue como si le renovaran los cables, como si me hubieran sometido a alguna especie de cirugía psíquica. Sentí que me había convertido en un ser diferente.

Son más las personas que han sentido, de alguna manera, que les estallaba la cabeza que las que se han animado a admitirlo ante sus amigos. Hoy por hoy, no es un fenómeno excepcional. Actualmente, la gente choca contra las paredes... social, biológica, psicológica y emocionalmente. Pero esto no es una mala noticia; en cierto sentido, es algo bueno. Mientras no terminas por caer de rodillas, apenas si estás jugando a la vida, y en cierto nivel sientes miedo, porque sabes que apenas si estás jugando. El momento de la entrega no es cuando se acaba la vida. Es cuando comienza.

No es que ese momento de eureka que es el clamar a Dios lo sea todo, y que en lo sucesivo uno se encuentre en el Paraíso. Simplemente, has empezado la ascensión. Pero ahora sabes que ya no estás corriendo en círculo al pie de la montaña, sin llegar nunca realmente a ninguna parte, soñando con la cumbre y sin la menor idea de cómo llegar a ella. Para muchas personas, las cosas tienen que ponerse muy mal antes de que haya un cambio. Cuando realmente tocas fondo, entonces llega el júbilo de la liberación, y reconoces que en el universo hay un poder más grande que tú, que puede hacer por ti lo que tú no puedes hacer. Y súbitamente te parece que, al fin y al cabo, es una excelente idea.

Qué ironía. Te pasas la vida entera resistiéndote a la idea de que allí afuera haya alguien más listo que tú, y entonces, de pronto, sientes un gran alivio al saber que es verdad. De pronto, ya no tienes demasiado orgullo para pedir ayuda.

Eso es lo que significa entregarse a Dios.


CAPÍTULO 2

DIOS

«Tú estás en Dios.»


1. DIOS ES LA ROCA

«No hay tiempo, lugar ni estado del que Dios esté ausente.»


En mi vida ha habido ocasiones (y es algo que todavía hoy me sucede, aunque ahora son más la excepción que la regla) en que me he sentido como si la tristeza fuera a abrumarme: algo no resultaba como yo quería, o tenía algún conflicto con alguien, o me asustaba lo que podía pasar o no en el futuro. En momentos así la vida puede ser muy dolorosa, y la mente inicia una interminable búsqueda de cosas que nos hagan sentir mejor, o que cambien la situación.

Lo que aprendí de Un curso de milagros es que el cambio que estamos buscando lo llevamos dentro. Los acontecimientos fluyen sin parar. Un día te aman; al día siguiente hacen de ti su blanco. Un día una situación va sobre ruedas; al siguiente es el reino del caos. Un día sientes que eres una persona estupenda, y al siguiente te sientes un total fracaso. Estos vaivenes siempre sucederán en la vida; forman parte de la experiencia humana. Lo que puede cambiar, sin embargo, es nuestra manera de percibirlos. Y ese cambio en nuestra percepción es el significado de los milagros.

En la Biblia, Jesús dice que podemos construir nuestra casa sobre arena o sobre roca. Si la edificamos sobre arena, los vientos y la lluvia pueden desmoronarla. Si la construimos sobre roca, nuestra casa será recia y fuerte y las tormentas no podrán destruirla.

Nuestra casa es nuestra estabilidad emocional. Si la levantamos sobre arena, eso significa que nuestra sensación de bienestar se basa en cosas pasajeras y estados de ánimo fugaces. Una llamada telefónica nos decepciona y nos desmoronamos; una tormenta, y nuestro hogar se nos viene abajo. Si la casa está construida sobre roca, eso significa que no somos tan vulnerables a los dramas de la vida. Nuestra estabilidad descansa sobre algo más perdurable que los acontecimientos del momento, sobre algo que es fuerte y permanente. Cuando nuestra casa está edificada sobre roca, eso significa que confiamos en Dios.

Yo jamás había caído en la cuenta de que confiar en Dios significaba confiar en el amor. Había oído decir que Dios era amor, pero jamás había comprendido qué quería decir eso exactamente.

Cuando empecé a estudiar Un curso de milagros descubrí varias cosas sobre Dios:
Que es el amor dentro de nosotros.
Que «ir en pos de Él», es decir, pensar con amor, depende totalmente de nosotros. Que cuando optamos por amar, o cuando permitimos que nuestra mente se unifique con Dios, la vida es maravillosa. Cuando nos apartamos del amor, comienza el dolor.
De modo que cuando pensamos con Dios, la vida está llena de paz. Cuando pensamos sin Él, la vida está llena de dolor. Y esa es la opción mental que hacemos en cada momento de cada día.


2. EL AMOR ES DIOS

«El amor no conquista todas las cosas, pero sí las pone en su debido lugar.»


El amor, si se lo toma seriamente, es un punto de vista radical, una importante desviación de la orientación psicológica que rige el mundo. Es amenazador no porque sea una idea pequeña, sino porque es tan enorme.

Para muchas personas, Dios es una idea aterradora. Pedirle ayuda no parece un gran consuelo si pensamos que es algo externo a nosotros, o que es caprichoso, o que nos juzga. Pero Dios es amor, y habita dentro de nosotros. Fuimos creados a Su imagen, o mente, lo que significa que somos extensiones de Su amor, o Hijos de Dios. El Curso afirma que tenemos un «problema de autoridad». Pensamos que somos los autores de Dios, en vez de darnos cuenta de que Él es nuestro autor. En vez de aceptar que somos los seres de amor que Él creó, hemos pensado con arrogancia que éramos capaces de crearnos a nosotros mismos y después crear a Dios. Nos hemos hecho un Dios a nuestra imagen. Como nosotros somos coléricos o juzgamos, le hemos proyectado a Él esas características. Pero Dios sigue siendo quien es, y siempre será la energía, el pensamiento del amor incondicional. Él no puede pensar con cólera ni juzgar. Es la misericordia, la compasión y la aceptación total. Pero nos olvidamos de ello, y después nos olvidamos de quiénes somos nosotros mismos.

De repente empecé a darme cuenta de que tomarme el amor en serio significaría una transformación completa de mi pensamiento. Un curso de milagros se autodenomina "un entrenamiento mental" para renunciar a un sistema de pensamiento basado en el miedo y aceptar en cambio un sistema de pensamiento basado en el amor. Ahora, más de una década después de haber empezado a estudiar Un curso de milagros, no puedo decir que mi mente sea un ejemplo de percepción sagrada. Ciertamente, no pretenderé que siempre consigo tener una visión desde el amor de todas las situaciones de mi vida, al menos no inmediatamente. Sin embargo, una cosa que tengo muy clara es que, cuando lo consigo, mi vida funciona maravillosamente bien. Y en el caso contrario, las cosas se me atascan.

Entregarse a Dios significa entregarse al amor. Esta es una visión muy difícil de alcanzar cuando se cree que la entrega es algo que se hace cuando se ha perdido la guerra. La entrega es pasiva, y por ello pensamos que es una debilidad. Pero en un sentido espiritual la pasividad es fortaleza, es la única manera de equilibrar nuestra agresividad. La agresividad no es mala; en muchos sentidos, es nuestra creatividad. Pero la mente que está separada de Dios se olvida de consultar con el amor antes de salir al mundo. La función de la mente es tener la vivencia del amor, sin la cual no podemos actuar con sabiduría. Sin amor, nuestra actividad será histérica.

Entregarse a Dios significa relajarse y amar, sin más. Al afirmar que el amor es nuestra prioridad en una situación, realizamos el poder de Dios. Esto no es una metáfora; es la realidad. Literalmente, usamos nuestra mente para crear junto con Él. Mediante una decisión mental -el reconocimiento consciente de la importancia del amor y de nuestra disposición a experimentarlo- «invocamos a un poder superior». Dejamos a un lado nuestras pautas mentales normales, regidas por el hábito, y las reemplazamos por un modo de percepción diferente, más benévolo. Eso es lo que significa dejar que un poder mayor que nosotros dirija nuestra vida.

Una vez llegados al punto donde nos damos cuenta de que Dios es amor, no es demasiado difícil entender que seguirle no significa otra cosa que seguir los dictados del amor. El obstáculo con que nos enfrentamos ahora es la cuestión de si es prudente o no seguir al amor. La pregunta ya no es «¿Qué es Dios?», sino «¿Qué es el amor?».

El amor es energía. Tal vez no lo podamos percibir con nuestros sentidos físicos, pero generalmente la gente puede decir cuándo lo siente y cuándo no. Son muy pocas las personas que sienten suficiente amor en su vida. El mundo se ha convertido en un lugar bastante falto de amor. Ni siquiera podemos imaginarnos un mundo donde todos nos amáramos siempre los unos a los otros. No habría guerras porque no nos pelearíamos. No habría hambre porque nos alimentaríamos los unos a los otros. No existiría el desastre ambiental porque nos amaríamos demasiado para destruirnos, a nosotros mismos, a nuestros hijos y a nuestro planeta. No habría prejuicios, opresión ni violencia de ninguna clase. No habría dolor. Solamente habría paz.

La mayoría de nosotros somos personas violentas, no necesariamente en el sentido físico, sino en el emocional. Nos han educado en un mundo que no pone el amor por delante; y donde el amor está ausente, se instala el miedo. El miedo es al amor lo que la oscuridad es a la luz. Es una ausencia terrible de aquello que necesitamos para sobrevivir. El miedo es la raíz de todo mal. Es el problema del mundo.

Cuando los bebés no reciben caricias, pueden volverse autistas, e incluso se pueden morir. Se acepta que los niños necesitan amor; pero, a qué edad se supone que dejamos de necesitarlo? Nunca. Necesitamos amor para vivir felices, tanto como necesitamos oxígeno para sobrevivir. Sin amor, la verdad es que el mundo no es un gran lugar donde vivir.


3. SÓLO EL AMOR ES REAL

«Dios no es el autor del miedo. El autor del miedo eres tú.»


De modo que el problema con el mundo es que nos hemos apartado de Dios, o nos hemos alejado del amor. De acuerdo con Un curso de milagros, esta separación de Dios se dio hace millones de años. Pero la revelación importante, lo esencial del Curso, es que en realidad no sucedió jamás.

En la introducción de Un curso de milagros se dice: «Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera:

Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe».

Lo que esto significa es:

1. El amor es real. Es una creación eterna y nada puede destruirla.
2. Todo lo que no sea amor es ilusorio.
3. Recuérdalo, y alcanzarás la paz.

Mantengo que Un curso de milagros afirma que sólo el amor es real: «Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos». Cuando pensamos con amor, estamos literalmente creando junto con Dios. Y cuando no pensamos con amor, puesto que sólo el amor es real, entonces, de hecho, no estamos ni siquiera pensando. Estamos alucinando. Y eso es lo que es este mundo: una alucinación en masa, en donde el miedo parece más real que el amor. El miedo es una ilusión, un delirio. Nuestra locura, nuestra paranoia, nuestra angustia y nuestros traumas son imaginarios. Esto no quiere decir que no existan para nosotros en cuanto seres humanos, y es necesario exponerlos a la luz para poder liberarnos de ellos.

Pero no reemplazan al amor que hay dentro de nosotros. Son, literalmente, una pesadilla. Es como si la mente se hubiera escindido en dos partes, una de las cuales sigue estando en contacto con el amor, mientras que la otra vira hacia el miedo. El miedo produce una especie de universo paralelo donde lo irreal parece más real que lo real.

En Un curso de milagros se define el pecado como una "percepción desprovista de amor". La manera de escaparse del temor es haciendo que la mente adopte una actitud receptiva al amor. El amor expulsa el miedo de la misma manera que la luz expulsa la oscuridad. El pasaje del miedo al amor es un milagro. No es que organice las cosas en el plano terrestre; se dirige a la auténtica fuente de nuestros problemas, que está siempre en el nivel de la conciencia.

Los pensamientos son como programas en un ordenador, y aparecen en la pantalla de tu vida. Si no te gusta lo que ves en la pantalla, de nada sirve que te dirijas hacia ella para borrarla. El pensamiento es Causa, la experiencia es Efecto. Si no te gustan los efectos que encuentras en tu vida, tienes que cambiar la naturaleza de tu pensamiento.

El amor en la mente produce el amor en la vida. Este es el significado del Cielo.

El miedo en la mente produce el miedo en la vida. Este es el significado del infierno.

Nuestros problemas mundanos no son, en realidad, más que síntomas del verdadero problema, que es siempre una falta de amor. El milagro, un cambio desde el miedo al amor, funciona en un plano invisible. Transforma el mundo en el nivel Causal. Cualquier otra cosa no es más que un paliativo temporal, un remiendo pero no una sanación, un tratamiento del síntoma pero no una curación.

«Dios, por favor, ayúdame» significa «Dios, corrige mi pensamiento». «Líbrame del infierno» significa «Líbrame de mis insensatos pensamientos». Dios no violará la ley de Causa y Efecto, que es la ley más básica de la conciencia, y fue establecida para nuestra protección. Mientras tratemos a los demás como queremos que nos traten a nosotros, estaremos a salvo.

Adán y Eva fueron felices hasta que «comieron del árbol de conocer el bien y el mal». Lo que esto significa es que todo era perfecto hasta que empezaron a juzgar, a mantener el corazón abierto a veces, pero cerrado otras.

«Te amo si haces esto, pero no si haces aquello.» Cerrar el corazón destruye la paz interior. Es ajeno a nuestra verdadera naturaleza. Nos pervierte y nos convierte en personas distintas de las que habríamos debido ser.

Freud definió la neurosis como el hecho de alejarse del Yo, y eso es. El verdadero Yo es el amor dentro de nosotros. Es el «hijo de Dios». El yo temeroso es un impostor. La vuelta al amor es el gran drama cósmico, el viaje personal desde lo ilusorio hasta el Yo, del dolor a la paz interior.

En mi caso, las cosas fueron de la siguiente manera. Me metía en algún berenjenal tremendo, y entonces recordaba que lo único que necesitaba era un milagro, una inyección celestial, una curación radical, y le pedía a Dios que reprogramara mi ordenador mental. Rezaba: «Dios, por favor, ayúdame. Sana mis percepciones. Sea donde fuere que mi mente se apartó del amor -si he sido controladora, manipuladora, voraz, si he tenido ambiciones egoístas y he usado de alguna manera mi cuerpo o mis recursos sin amor-, sea lo que fuere, estoy preparada para que me sanes mentalmente. Amén». Estupendo. Y entonces el universo me oía y yo conseguía mi milagro. La relación sanaba, la situación quedaba perdonada, lo que fuere.

Pero después volvía a pensar de la misma manera que me había llevado a la humillación, y a repetir la misma secuencia. Me metía en alguna catástrofe emocional, terminaba otra vez derrotada, humillada, de nuevo le pedía a Dios que me ayudara y una vez más recuperaba la cordura y la paz.

Finalmente, tras un montón de repeticiones de aquellos mismos y conflictivos guiones, terminé por decirme: «Marianne, la próxima vez que te encuentres de rodillas, ¿por qué no te quedas así?». ¿Por qué no nos quedamos simplemente en el terreno de la respuesta, en vez de regresar siempre al del problema? ¿Por qué no buscar algún nivel de conciencia donde no sigamos creándonos continuamente los mismos problemas? No nos limitemos a pedir otro trabajo, una nueva relación o un cuerpo diferente. Pidamos un mundo nuevo. Pidamos una nueva vida.

Cuando estuve completamente de rodillas, y supe lo que significa sentirse sinceramente humilde, casi esperaba escuchar la cólera de Dios. En cambio, fue como si Le oyera decirme suavemente:

-¿Podemos empezar ahora?

Hasta ese momento estuve escondiéndome de mi amor, es decir, resistiéndome a mi propia vida. El retorno al amor no es el final de la aventura de la vida. Es el verdadero comienzo, el regreso al ser que eres.


CAPÍTULO 3



"El pensamiento que Dios abriga de ti es como una estrella inmutable en un firmamento eterno"


1. TU YO PERFECTO

«Una vez más: nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía.»


Tú eres hijo de Dios. Dios te creó en un destello cegador de creatividad, como una idea esencial Suya, cuando Él Se extendió en amor. Todo lo que tú has ido añadiendo desde entonces es inútil.

Cuando preguntaron a Miguel Ángel cómo creaba una escultura, respondió que la estatua ya existía dentro del mármol. El propio Dios había creado la Piedad, el David, el Moisés. La función de Miguel Ángel, tal como él la veía, consistía en ir eliminando el exceso de mármol que rodeaba la creación de Dios.

Lo mismo pasa contigo. No necesitas crear tu yo perfecto, porque Dios ya lo ha creado. Tu yo perfecto es el amor que hay, dentro de ti. Tu tarea consiste en permitir que el Espíritu Santo retire el pensamiento temeroso que rodea tu yo perfecto, así como un exceso de mármol rodeaba la estatua perfecta de Miguel Ángel.

Recordar que formas parte de Dios, que eres alguien amado y digno de amor, no es arrogancia. Es humildad. Arrogancia es pensar que eres cualquier otra cosa, y no una creación de Dios.

El amor es inmutable y tú, por consiguiente, también. Nada que jamás hayas hecho o puedas hacer mancillará tu perfección a los ojos de Dios. A Sus ojos eres alguien digno por lo que eres, no por lo que haces. Nada de lo que hagas ni de lo que dejes de hacer determina tu valor esencial; tu crecimiento tal vez, pero no tu valor. Por eso Dios te aprueba y te acepta totalmente, exactamente tal como eres. ¿Cómo podrías no gustarle? No te creó en el pecado; te creó en el amor.


2. LA MENTE DIVINA

«Dios mismo iluminó tu mente, y la mantiene iluminada con Su Luz, porque Su Luz es lo que tu mente es.»


El psicólogo Carl Jung postuló el concepto del «inconsciente colectivo», una estructura mental innata que abarca las formas de pensamiento universales de toda la humanidad. Su idea era que si profundizas lo suficiente en la mente humana, llegas a un nivel que todos compartimos. El Curso va un paso más allá; si profundizas lo suficiente en tu propia mente, y profundizas lo suficiente en la mía, ambos tenemos la misma mente. El concepto de una mente divina o «crística» es la idea de que en nuestro centro mismo no somos solamente idénticos, sino que somos realmente el mismo ser. «No hay más que un solo Hijo unigénito» no quiere decir que fue algún otro y nosotros no. Quiere decir que lo somos todos. Aquí no hay más que uno de nosotros.

Somos como los radios de una rueda, que irradian todos hacia afuera desde el mismo centro. Si se nos define según nuestra posición en el borde, parece que estuviéramos separados y fuéramos distintos los unos de los otros. Pero si se nos define según nuestro punto inicial, nuestra fuente -el centro de la rueda-, somos una identidad compartida. Si profundizas lo suficiente en tu mente y en la mía, la imagen es la misma: en el fondo de todo, lo que somos es amor.

La palabra Cristo es un término psicológico. Ninguna religión tiene el monopolio de la verdad. Cristo se refiere al hilo conductor común del amor divino que es el núcleo y la esencia de cada mente humana.

El amor en uno de nosotros es el amor en todos nosotros. "No hay ningún lugar donde Dios se acabe y tú comiences", y ningún lugar donde tú termines y empiece yo. Tu mente se extiende hasta el interior de la mía y las de todos los demás. No se queda encerrada dentro de tu cuerpo.

Un curso de milagros nos compara con «rayos de sol» que creyeran estar separados del sol, o con olas que creyeran estar separadas del océano. Así como un rayo de sol no puede separarse del sol, y una ola no puede separarse del océano, nosotros no podemos separarnos los unos de los otros. Todos formamos parte de un vasto mar de amor, de una mente divina indivisible. Esta verdad sobre nuestra identidad es inmutable; nosotros, simplemente, la olvidamos. Nos identificamos con la idea de un pequeño yo aparte, y no con la idea de una realidad que compartimos con todos.

Tú no eres quien piensas que eres. ¿No te alegras? No eres tus títulos ni tus credenciales, ni tu casa. No somos nada de eso, en absoluto. Somos seres sagrados, células individuales del cuerpo de Cristo. Un curso de milagros nos recuerda que el sol sigue brillando y el océano continúa moviéndose, sin percatarse de que una fracción de su identidad se ha olvidado de lo que es. Somos tal como Dios nos creó. Todos somos uno, somos el amor mismo. «Aceptar al Cristo» no es más que un cambio en la percepción de uno mismo. Nos despertamos del sueño de ser criaturas finitas y aisladas, y reconocemos que somos espíritus gloriosos e infinitamente creativos. "Nos despertamos del sueño de ser débiles, y aceptamos que el poder del universo está dentro de nosotros."

Yo me di cuenta hace muchos años de que debía de ser muy poderosa si podía echar a perder todo lo que tocaba, en cualquier parte a donde fuera, con una coherencia tan asombrosa. Me imaginé que tenía que haber alguna manera de aplicar más positivamente ese mismo poder mental, por entonces sumergido en la neurosis. Gran parte del trabajo de orientación psicológica que más se practica en la actualidad consiste en analizar la oscuridad con el fin de llegar a la luz, en la creencia de que si nos concentramos en nuestras neurosis -en su origen y su dinámica- llegaremos a trascenderlas. Las religiones orientales nos dicen que si vamos en busca de Dios, perderemos por el camino todo lo que no sea auténticamente nosotros mismos. Ve en busca de la luz y la oscuridad desaparecerá. Concentrarse en Cristo significa concentrarse en la bondad y el poder que existen, latentes, dentro de nosotros, para -invocándolos- comprenderlos y expresarlos. En la vida conseguimos aquello en que nos concentramos. La concentración continua en la oscuridad nos conduce, como individuos y como sociedad, a adentrarnos más en ella. La concentración en la luz nos adentra en la luz.

«Acepto al Cristo interior» quiere decir: «Acepto la belleza que hay dentro de mí como el ser que realmente soy. No soy mi debilidad. No soy mi cólera. No soy mi pequeñez mental. Soy mucho más, y estoy dispuesto (o dispuesta) a que me recuerden quién soy en realidad».


3. EL EGO

«El ego es literalmente un pensamiento atemorizante.»


De pequeños nos enseñaron a ser niñas y niños «buenos», lo que, por cierto, implica que todavía no lo éramos. Nos enseñaron que éramos buenos si limpiábamos nuestra habitación, o si sacábamos buenas notas. No nos enseñaron que éramos «esencialmente» buenos. No nos proporcionaron una sensación de aprobación incondicional, un sentimiento de que éramos valiosos por lo que éramos, no por lo que hacíamos. Y no es que fuéramos educados por monstruos. Nos educaron personas a quienes habían educado de aquella misma manera. A veces, en realidad, quienes más nos amaban sentían que era su responsabilidad que estuviéramos bien preparados para la lucha.

¿Por qué? Porque el mundo es como es, duro, y ellos querían que nos fuera bien. Teníamos que volvernos tan locos como está el mundo, porque de otra manera jamás nos adaptaríamos a él. La meta era el logro, el título, el ingreso en Harvard. Lo raro es que no hayamos aprendido que la disciplina, desde esa perspectiva, es un extraño y antinatural desplazamiento de nuestro sentimiento de poder, que lo aparta de nosotros para proyectarlo sobre fuentes externas. Perdimos el sentimiento de nuestro propio poder. Y lo que aprendimos fue el miedo, el miedo de que, siendo tal como éramos, no valiéramos lo suficiente.

El miedo no favorece el aprendizaje. Nos vuelve tullidos, inválidos, neuróticos. Y cuando llegamos a la adolescencia, la mayoría de nosotros estábamos gravemente «tocados». Nuestro amor, nuestro corazón, nuestro verdadero yo, fueron constantemente invalidados tanto por la gente que no nos quería como por la que nos amaba. Y por falta de amor empezamos, lenta pero inexorablemente, a hundirnos.

Hace años me dije a mí misma que no debía preocuparme por el diablo. Recuerdo haber pensado que no hay ninguna fuerza maligna al acecho por el planeta. «No existe más que en mi cabeza», me dije. Después me di cuenta de que eso no era una buena noticia. Puesto que cada pensamiento crea experiencia, no hay peor lugar donde pudiera estar. Aunque es verdad que ahí afuera no hay ningún diablo a la caza de nuestra alma, en la mente tenemos la tendencia -que puede poseer una fuerza asombrosa- a percibir sin amor.

Como desde niños nos han enseñado que somos seres separados y finitos, nos resulta muy difícil todo lo que tiene que ver con el amor. Lo sentimos como un vacío que amenaza con abrumarnos, y en cierto sentido, es y hace precisamente eso. Aplasta a nuestro pequeño yo, nuestro solitario sentimiento de separación, y como eso es lo que creemos que somos, sentimos que sin él nos moriríamos. Lo que moriría en ese caso sería la mente asustada, para que el amor que hay dentro de nosotros pudiera tener ocasión de respirar.

En la terminología del Curso, se llama «ego» a la totalidad de nuestra red de percepciones atemorizantes, que brotan de aquella primera falsa creencia en nuestra separación de Dios y del resto de los seres humanos. La palabra «ego», en general la utilizo en este libro de diferente manera de como se suele usar en la psicología moderna. La utilizo como los antiguos griegos, como la idea de una identidad pequeña y separada. Es una falsa creencia sobre nosotros mismos, una mentira sobre quiénes y qué somos en realidad. Por más que esa mentira sea nuestra neurosis, y que vivirla sea una angustia terrible, es sorprendente la resistencia que ofrecemos a sanar la escisión.

Cuando el pensamiento se separa del amor, da lugar a creaciones profundamente falsas. Es nuestro propio poder vuelto en contra de nosotros mismos. En el momento en el que la mente se apartó por primera vez del amor -cuando el Hijo de Dios se olvidó de reír-, cobró existencia todo un mundo ilusorio. Un curso de milagros llama a ese momento el «desvío hacia el miedo» o la «separación de Dios».

El ego tiene una seudovida propia y, como todas las formas de vida, lucha con uñas y dientes para sobrevivir. Por más incómoda, dolorosa o incluso a veces desesperada que pueda ser nuestra vida, es la vida que conocemos, y nos aferramos a lo viejo en vez de probar algo nuevo. Estamos hartos de nosotros mismos, en un sentido u otro. Es increíble la tenacidad con que nos aferramos a cosas de las que pedimos ser liberados en nuestras oraciones. El ego es como un virus informático que ataca al centro del sistema operativo. Nos muestra un oscuro universo paralelo, un ámbito de dolor y de miedo que en realidad no existe, aunque ciertamente parece real. Antes de la caída, Lucifer era el ángel más bello del Cielo. El ego es nuestro amor a nosotros mismos convertido en odio a nosotros mismos.

El ego es como un campo de fuerza gravitacional, construido durante eternidades de pensamiento atemorizante, cuya atracción nos aleja del amor que hay en nuestro corazón. El ego es nuestro poder mental vuelto contra nosotros mismos. Es astuto, como nosotros, y persuasivo, como nosotros, y manipulador, como nosotros. Es un diablo de «lengua de plata». El ego no se nos aproxima para decirnos: «Hola, soy tu asco de ti mismo». No es estúpido, porque nosotros tampoco lo somos. Más bien nos dice cosas como: «Hola, soy tu yo adulto, racional y maduro. Te proporcionaré todo lo que necesites». Y entonces empieza a aconsejarnos que nos cuidemos a nosotros mismos a expensas de los demás. Nos enseña a ser egoístas, codiciosos, críticos y mezquinos. Pero recuerda que no somos más que uno: lo que damos a los demás, nos lo damos a nosotros mismos. Lo que les negamos, nos lo negamos a nosotros mismos. En cualquier momento en que escogemos el miedo en lugar del amor, nos negamos la experiencia del Paraíso. En la misma medida en que abandonemos al amor, sentiremos que el amor nos ha abandonado.


4. EL ESPÍRITU SANTO

«El Espíritu Santo es la llamada a despertar y a regocijarse.»


Libre albedrío significa que podemos pensar todo lo que queramos pensar pero "ningún pensamiento es neutro. No hay pensamientos fútiles. Todo pensamiento produce forma en algún nivel".

Asumir la responsabilidad de nuestra vida significa, pues, asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos. Y rogar a Dios que «salve» nuestra vida significa rogarle que nos salve de nuestros propios pensamientos negativos.

Cuando apareció el primer pensamiento de temor, el más antiguo, Dios sanó el error. En su condición de amor perfecto, Él corrige todos los errores en el momento en que se producen. No puede forzarnos a volver al amor, porque el amor no fuerza; sin embargo, crea alternativas. La alternativa de Dios al miedo es el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es el "eterno vínculo de comunicación entre Dios y Sus Hijos separados", un puente para regresar a pensamientos bondadosos, «el Gran Transformador de la percepción», que de miedo la transforma en amor. Se llama con frecuencia al Espíritu Santo el «Consolador». Dios no puede imponerse a nuestro pensamiento porque eso sería una violación de nuestro libre albedrío. Pero el Espíritu Santo es una fuerza de nuestra conciencia interior que «nos libera del infierno», del miedo, siempre que le pidamos conscientemente que así lo haga, colaborando con nosotros en el nivel Causal, convirtiendo nuestros pensamientos de miedo en pensamientos de amor. No podemos invocarlo en vano. Al haber sido creado por Dios, forma parte de nuestro «ordenador». Se nos aparece bajo múltiples formas, desde una conversación con un amigo hasta una verdadera senda espiritual, desde la letra de una canción hasta un excelente terapeuta. Es el inexorable impulso hacia la totalidad que llevamos dentro, por más desorientados o locos que podamos estar. En nuestro interior siempre hay algo que anhela regresar a casa, y Él es ese algo.

El Espíritu Santo nos encamina hacia una percepción diferente de la realidad, una percepción basada en el amor. A la corrección que hace de nuestra percepción la llamamos la Expiación. Lo único que falta en cualquier situación es nuestra propia conciencia del amor. Al pedir al Espíritu Santo que nos ayude, expresamos nuestra disposición a percibir de otra manera una situación. Renunciamos a nuestras propias interpretaciones y opiniones, y pedimos que sean reemplazadas por las Suyas. Cuando sufrimos, rezamos: «Dios amado, estoy dispuesta (o dispuesto) a ver esto de otra manera». Poner una situación en manos de Dios significa poner en Sus manos lo que pensamos de ella. Todo lo que damos a Dios, Él nos lo devuelve renovado a través de la visión del Espíritu Santo. Hay personas que piensan que si nos entregamos a Dios, renunciamos a nuestra responsabilidad personal, pero la verdad es lo contrario. Asumimos la responsabilidad final de una situación al hacernos responsables de lo que pensamos de ella. Somos lo bastante responsables como para saber que, librados a nuestros propios recursos mentales, responderemos instintivamente movidos por el miedo. Y somos lo bastante responsables como para pedir ayuda.

A veces la gente piensa que recurrir a Dios significa dar entrada en nuestra vida a una fuerza que nos lo mostrará todo de color de rosa, y la verdad es que significa dar entrada a todo aquello que nos obligará a crecer... y el crecimiento puede ser desordenado, confuso. El propósito de la vida es que crezcamos hasta alcanzar nuestra perfección. Una vez que recurrimos a Dios, topamos con todo aquello que puede enfurecernos. ¿Por qué? Porque el lugar donde nos entregamos al enojo y no al amor es nuestra muralla, nuestro límite. Cualquier situación que nos saque de quicio es una situación donde no tenemos aún la capacidad de amar incondicionalmente. Es misión del Espíritu Santo llamarnos la atención sobre eso y ayudarnos a ir más allá de ese punto.

Nos movemos con comodidad en las pocas áreas donde nos es fácil amar. Es tarea del Espíritu Santo no respetar esas zonas de comodidad, sino destruirlas. No estaremos en la cumbre de la montaña mientras no nos resulten cómodas todas las zonas. El amor no es amor si no es incondicional. No tendremos la vivencia de quiénes somos en realidad hasta que no tengamos la vivencia de nuestro amor perfecto.

Para asegurar nuestro avance hacia el objetivo de la iluminación, "el Espíritu Santo tiene para cada uno de nosotros un programa de estudios sumamente individualizado". Cada encuentro, cada circunstancia, puede ser para Él un medio para Sus fines. Transita entre nuestra locura mundana y nuestro perfecto yo cósmico. Se adentra en el delirio para guiarnos más allá de él. Se vale del amor para crear más amor, y considera que "el miedo es una petición de amor".

El Holocausto no fue la voluntad de Dios, como no lo es el sida. Ambos son productos del miedo. Sin embargo, cuando rogamos al Espíritu Santo que entre en estas situaciones, Él las usa como razones y oportunidades para hacernos crecer hasta el preciso nivel de profundidad de amor merced al cual situaciones como éstas se ven erradicadas de la tierra. Entonces son un acicate para que amemos más profundamente de lo que jamás hemos amado antes.

Si realmente deseamos dar una respuesta moral al Holocausto, emplearemos todo nuestro poder para crear un mundo en el que aquello jamás pueda volver a suceder. Como sabe cualquier persona inteligente, Hitler no actuaba solo. Jamás podría haber hecho lo que hizo sin la ayuda de miles de personas que, aunque no compartieran su maldad, no tuvieron la fibra moral necesaria para oponérsele. ¿Qué quiere el Espíritu Santo que hagamos ahora? Aunque no podamos garantizar que nunca volverá a nacer otro Hitler, sí podemos crear un mundo donde, aun si aparece un Hitler, haya tanto amor que casi nadie lo escuche o colabore con él.

El camino espiritual es, pues, simplemente el viaje de vivir cada cual su vida. Todo el mundo se encuentra en un sendero espiritual, pero la mayoría de la gente no lo sabe. El Espíritu Santo es una fuerza mental que hay en nosotros; nos conoce en nuestro estado natural de amor perfecto -que hemos olvidado-, entra con nosotros en el mundo de ilusiones y miedos, y se vale de nuestras vivencias en él para recordarnos quiénes somos. Lo hace mostrándonos la posibilidad de un propósito de amor en todo lo que pensamos y hacemos. Revoluciona nuestro sentimiento de por qué estamos en la tierra. Nos enseña a ver que el amor es nuestra única función. Todo lo que hagamos en la vida será usado, o interpretado, por el ego o por el Espíritu Santo. El ego se vale de todo para internarnos más en la angustia. El Espíritu Santo se vale de todo para conducirnos a la paz interior.


5. LOS SERES ILUMINADOS

«La iluminación es simplemente un reconocimiento, no un cambio.»


Hay personas que han vivido sobre la tierra, y quizás haya personas que actualmente viven en ella, cuya mente ha sido completamente sanada por el Espíritu Santo. Han aceptado la Expiación. En todas las religiones se nos habla de santos o profetas que hicieron milagros. Eso se debe a que cuando la mente regresa a Dios, se convierte en un receptáculo de Su poder. El poder de Dios trasciende las leyes de este mundo. Los santos y los profetas, al aceptar la Expiación, han «realizado» su Cristo interior. Se han visto purificados de pensamientos atemorizantes y lo único que permanece en su mente es el amor. A estos seres purificados se los llama «iluminados». La luz significa comprensión. Los iluminados «comprenden».

Los iluminados no tienen nada que nosotros no tengamos. Llevan dentro el amor perfecto, como nosotros. La diferencia está en que ellos no tienen nada más. Los seres iluminados -"entre ellos Jesús- existen en un estado que está tan sólo latente en el resto de nosotros". La mente crística no es otra cosa que la perspectiva del amor incondicional. Tú y yo tenemos la mente de Cristo en no menor medida que Jesús. La diferencia entre él y nosotros es que nosotros nos sentimos tentados de negarla. Él está más allá de eso. Cada uno de sus pensamientos y de sus actos emana del amor. El amor incondicional, o el Cristo dentro de él, es "la verdad que nos hace libres", ya que es la perspectiva que nos salva de nuestros propios pensamientos atemorizantes.

Desde el punto de vista evolutivo, Jesús y otros maestros iluminados son nuestros hermanos mayores. De acuerdo con las leyes de la evolución, una especie se desarrolla en cierta dirección hasta que esa forma de desarrollo deja de estar bien adaptada para la supervivencia. Llegado ese punto, se produce una mutación. Aunque ésta no representa a la mayoría de la especie, representa la línea evolutiva mejor adaptada para la supervivencia de la especie. Entonces, los que sobreviven son los descendientes de la mutación.

Nuestra especie tiene problemas porque nos peleamos demasiado. Nos peleamos con nosotros mismos, con los demás, con nuestro planeta y con Dios. Nuestras actitudes, dominadas por el miedo, ponen en peligro nuestra supervivencia. Una persona que ama cabal y completamente es como una mutación evolutiva que manifiesta un ser que pone siempre el amor por delante, y así crea el contexto en el que se producen los milagros. En última instancia, es lo único «inteligente» que se puede hacer. Es la única orientación vital capaz de apoyar nuestra supervivencia.

Los mutantes, los iluminados, nos muestran a todos los demás nuestro potencial evolutivo. Nos indican el camino. Hay una diferencia entre ser un indicador del camino y ser una muleta. Hay personas que dicen que ellas no necesitan de una muleta como Jesús. Pero Jesús no es una muleta; es un maestro. Si quieres ser escritor, lees a los clásicos. Si quieres ser un gran músico, escuchas la música que crearon los grandes compositores que te han precedido. Si te estás preparando para ser pintor, es una buena idea que estudies a los grandes maestros. Si Picasso entrara en tu habitación mientras estás aprendiendo a dibujar y te dijera: «Hola, dispongo de un par de horas... ¿Quieres que te dé alguna idea?», ¿acaso le dirías que no?

Lo mismo pasa con los maestros espirituales: Jesús, Buda o cualquier otro iluminado. Fueron genios por su manera de usar la mente y el corazón, así como Beethoven fue un genio con la música o Shakespeare con las palabras. ¿Por qué no aprender de ellos, seguir su liderazgo, estudiar lo que hacían bien?

Un curso de milagros usa la terminología cristiana tradicional, pero de una manera muy poco tradicional. Palabras como Cristo, Espíritu Santo, salvación, Jesús, y otras, se utilizan según su significación psicológica más bien que religiosa. Como estudiante y maestra de Un curso de milagros, he podido comprobar la gran resistencia que muchas personas muestran a los términos cristianos. Como judía, yo pensaba que eran sólo los judíos los que tenían un problema con la palabra «Jesús», pero me equivocaba. No son sólo los judíos los que se ponen nerviosos al oír mencionar su nombre. Si pronuncias la palabra Jesús ante un grupo de cristianos moderados, es probable que provoque tanta resistencia como en cualquier otro grupo.

Y entiendo por qué. Tal como se afirma en el Curso, «se han hecho amargos ídolos de aquel que sólo quiere ser un hermano para el mundo». Son tantos los términos cristianos de que se ha echado mano para crear y perpetuar la culpa, que muchas personas inteligentes han decidido rechazarlos por completo. En muchos casos, a decir verdad, el problema es peor para los cristianos que para los judíos. Generalmente, a los niños judíos no se les enseña absolutamente nada sobre los términos cristianos, mientras que para muchos niños cristianos estas palabras están cargadas de culpa, castigo y miedo al infierno.

Las palabras no son más que palabras, y siempre se puede encontrar otras nuevas para reemplazar a las que agravian o disgustan. En el caso de Jesús, sin embargo, el problema no es tan simple como para resolverlo sencillamente encontrando otra palabra. Jesús es su nombre, y de nada sirve hacer como si se llamara Alberto. Al rechazar automáticamente a Jesús, basándose en lo que algunos cristianos tradicionales han hecho con y en su nombre, muchas personas han tirado el grano junto con la paja. En relación con Un curso de milagros y otras presentaciones esotéricas de la filosofía crística, han rechazado sin más el material, basándose únicamente en su lenguaje. Al hacerlo han caído en una trampa mental que en Alcohólicos Anónimos se conoce como «desprecio anterior a la investigación».

Hace años, acudí a una cena en Nueva York. En la mesa, el tema de conversación era una novela que se acababa de publicar, y alguien me preguntó si la había leído. Yo sólo había leído la reseña del libro en el New York Times, pero mentí y dije que sí. Me sentí muy avergonzada de mí misma. No había leído el libro, pero tenía la información suficiente para fingir, durante un momento, que sí. Estaba dispuesta a dejar que una opinión ajena pasará por ser la mía.

No mucho tiempo después, recordé aquel incidente cuando estaba decidiendo si leer o no un libro -que por cierto era uno de los libros de Un curso de milagros- que trataba de Jesús, sobre quien no había aprendido nada en mi niñez. Simplemente, me habían dicho: «Nosotros no leemos esas cosas, cariño». Pero los judíos, además, son conocidos por la forma en que estimulan los logros intelectuales en sus hijos. A mí -aunque nadie lo hubiera dicho a juzgar por mi comportamiento en aquella cena me habían enseñado a leer y a pensar por mi cuenta... y solía hacerlo. A mi modo de ver, Un curso de milagros no promociona a Jesús. "Si bien los libros proceden de él, queda muy claro en ellos que se puede ser un estudiante avanzado del Curso y no tener una relación personal con Jesús."

El Curso entiende nuestras resistencias, pero no las alimenta. Es hora de que se produzca una verdadera revolución en nuestra manera de entender la filosofía crística, y muy particularmente en nuestra manera de entender a Jesús. La religión cristiana no tiene ningún monopolio sobre Cristo ni sobre el propio Jesús. En cada generación debemos volver a descubrir lo que es verdad para nosotros.

¿Quién es Jesús? Es un símbolo personal del Espíritu Santo. Al haber sido totalmente sanado por el Espíritu Santo, se ha vuelto uno con Él. Jesús no es el único rostro que toma el Espíritu Santo. Es uno de ellos. Es decididamente una vivencia de la cima de la montaña, pero eso no quiere decir que sea el único que está allá arriba.

Jesús vivió en este mundo del miedo y sólo percibió el amor. Cada acción suya, cada palabra, cada idea estaba guiada por el Espíritu Santo, no por el ego. Fue un ser totalmente purificado. Pensar en él es pensar en el amor perfecto que hay dentro de nosotros, y por consiguiente invocarlo.

Jesús alcanzó la realización total de la mente crística, y Dios le confirió entonces el poder de ayudar al resto de los humanos para que lleguemos a ese lugar que está dentro de nosotros mismos. Tal como Él mismo afirma en el Curso, «Yo estoy a cargo del proceso de Expiación». Y como comparte con Dios la visión de las cosas, se ha «convertido» en esa visión. Ve a cada uno de nosotros tal como Dios nos ve -inocentes y perfectos, amorosos y dignos de amor- y nos enseña a vernos de esa manera. Así es como nos guía para salir del infierno y llevarnos al Cielo. Ver con sus ojos es expiar los errores de nuestra percepción. Ese es el milagro que él opera en nuestra vida, la luz mística que irrumpe desde el interior de nuestra alma. Nuestra mente fue creada para que fuera un altar al Hijo de Dios. Él representa al Hijo de Dios. Adorarlo es adorar el potencial de amor perfecto que hay en todos nosotros.

Los cuentos de hadas son alusiones místicas al poder del ser interior, transmitidas de generación en generación. Son historias de transformación. Cuentos como los de Blancanieves y la Bella Durmiente son metáforas de la relación entre el ego y la mente divina. La mala madrastra, que es el ego, puede hacer dormir a la Bella Durmiente o a nuestro Cristo interior, pero jamás podrá destruirlos. Lo que ha sido creado por Dios es indestructible. Lo más destructivo que ella puede hacer es hechizarnos, hacer que la belleza se duerma. Y lo hace. Pero el amor que hay dentro de nosotros no se extingue; sólo se queda dormido durante un tiempo muy largo. En todos los cuentos de hadas llega el Príncipe. Su beso nos hace recordar quiénes somos y por qué vinimos aquí. El Príncipe es el Espíritu Santo, que viene, con vestimentas y disfraces diversos, a despertarnos con Su amor. En el momento en que casi se ha perdido toda esperanza, cuando parece que el mal ha triunfado por fin, nuestro Salvador aparece para tomarnos en sus brazos. Tiene múltiples rostros, y uno de ellos es el de Jesús. No es un ídolo ni una muleta. Es nuestro hermano mayor. Es un regalo.


CAPÍTULO 4

LA ENTREGA


«Pues descansamos despreocupados en las manos de Dios...»


1. LA FE

«No hay ningún problema que la fe no pueda resolver.»


¿Y si verdaderamente creyéramos que hay un Dios, un orden benéfico en las cosas, una fuerza que las mantiene unidas sin necesidad de nuestro control consciente? ¿Y si pudiéramos ver, en nuestra vida diaria, cómo opera esa fuerza? ¿Y si creyéramos que de alguna manera nos ama, se preocupa por nosotros y nos protege? ¿Y si creyéramos que podemos darnos el lujo de relajarnos?


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